La “culpa” de casi todo la tuvo la Universidad de Jaén

Sin hacer mucho caso a lo que cantaba el también paisano Sabina —al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver— la escritora Patricia García-Rojo regresó a la Universidad de Jaén para, sin dejar de sonreír ni un solo minuto, protagonizar un encuentro con universitarios y profesorado, intercambiar ideas y disfrutar de la literatura. “Viví aquí unos años tan maravillosos que siento la Universidad mi casa todavía”, empezó. Además, ella inauguraba una iniciativa que, como explicó el rector, Juan Gómez, bajo el nombre de El club de las letras, “motivará, provocará y fomentará la lectura”, entre amigos, en un ambiente distendido y de reflexión.

22 oct 2015 / 09:31 H.


“Ella es ‘uno de los nuestros’, una universitaria que no hace muchos años, no muy lejos de aquí, soñaba con ser escritora”, dijo el rector. La premiada autora, que recordó también aquellos tiempos, no dudó en reconocer su vértigo por sentarse, ahora, en el otro lado. Pero no se le notó en absoluto. Desde que tomó la palabra, derrochó simpatía y entusiasmo, y dirigió una charla muy participativa y amena, en la que recordó, especialmente, toda la “culpa” que tuvo su paso por la Universidad de Jaén para que haya cumplido su sueño de ser escritora.
Antes, la presentó el profesor de Literatura Española de la UJA José Julio Martín Romero, quien echó mano de los recuerdos que conserva de esta alumna que, con una novela ya escrita en el tercer curso de carrera, le preguntaba si la literatura fantástica podía tener el mismo reconocimiento que la novela realista, para presentarla. Y, en sus palabras, se coló una admiración difícil de disimular. “Esta es una novela muy luminosa y optimista, deliciosamente editada y deliciosamente escrita”, dijo en referencia a El Mar, la obra que le valió el Premio Gran Angular 2015.
A través de las preguntas de los asistentes, porque no quería “soltar un rollo”, la torrecampeña contó, por ejemplo, que lo que la llevó a estudiar Filología Hispánica era su determinación para formarse como escritora: “Puse los cimientos de mi voz ”. “Veía la literatura como algo mágico y romántico, no sabía, lo que aprendí, que se podía trabajar la literatura”, reconoció. “Si no fuera filóloga, no habría sido capaz de corregir mis novelas”, explicó. Del mundo editorial, surgieron varias preguntas, de hecho, el propio rector se interesó por su funcionamiento: “He vivido las luces y la sombras, ya que es un negocio como otro cualquiera. Ahora vivo las luces, apoyada por una editorial que me mima como autora de cabecera, pero también he sufrido que no me pagaran durante meses los derechos de autor”. También ofreció su consejo a los que empiezan a escribir: “Escribe, escribe y lee mucho. Diviértete y perfecciónate mientras creces. Para mí, es el acto más egoísta de mi vida. Me lo paso como los indios”.