La construcción de los pisos junto a la Carretera de Madrid enfrenta a los vecinos
El acuerdo parecía perfecto. Los 113 propietarios de los antiguos pisos de las calles Marqués de la Ensenada y Marqués de Suances entregaban sus viviendas a Noaja y, a cambio, recibían una nueva y un garaje sin coste adicional alguno. A cambio, la constructora accedía a una parcela muy 'suculenta' y edificaba más viviendas que podía vender a terceros.
Este pacto se alcanzó en el año 2004, en plena burbuja inmobiliaria y cuando esta zona, que se encuentra entre la Carretera de Madrid y las instalaciones deportivas de la Universidad, era una opción más que atractiva para hacer negocio. Una calle que lindaba con los edificios y que el Patronato Santo Rostro —promotor de los pisos existentes— reclamaba como suya, sumió el proyecto en un largo proceso judicial que, cuando contó con todos los beneplácitos administrativos y legales, se topó de bruces con la crisis del ladrillo.
En julio de 2011, la promotora de las obras, Noaja, instala una caseta para informar sobre la próxima venta de los pisos y comenzar a formalizar las reservas. La promoción constaba de unas 250 viviendas, de las que 113 correspondían a los antiguos propietarios. Sin embargo, la constructora tuvo que afrontar el cierre del grifo de los bancos a los préstamos para edificar nuevas viviendas. Este periódico se ha puesto en contacto con el grupo de vecinos que no está de acuerdo con los cambios que ha sufrido el pacto inicial y con Francisco Chamorro, asesor de la coo-perativa Residencial Los Olivos S. C. A., que es la fórmula que ha buscado el resto de los vecinos y la firma Noaja para tratar de desbloquear el problema. También ha tratado, sin éxito, de conocer la opinión de la Gerencia Municipal de Urbanismo al respecto. Las siguientes preguntas aclaran un polémico problema por resolver.
¿Por qué quedó en suspenso el acuerdo inicial que los vecinos tenían con Noaja?
—Según los propietarios críticos con el nuevo proyecto, fue la constructora la que dio por extinguido el acuerdo primitivo al comprobar que, debido a la crisis económica y a la bajada del precio de la vivienda, no iba a obtener los beneficios que había planteado en un principio.
—Francisco Chamorro explica que el 98% de los propietarios está conforme con el cambio de fórmula que se ha hecho como único camino para poder edificar las nuevas viviendas. Señala que el suelo pasará en breve a ser propiedad de la cooperativa.
¿En qué aspectos varía el trato inicial de la nueva fórmula con la que se pretende llevar a buen puerto el proyecto?
—Los vecinos denunciantes recuerdan que, cada propietario, a cambio de su vivienda, recibía un piso y una plaza de garaje nuevos. Además, la constructora debía abonarles 271 euros a cada uno por cada mes que estuvieran fuera de sus casas. Con la cooperativa, subrayan, los residentes tienen que aportar el suelo más 30.000 euros con el IVA correspondiente, más gastos de notario y 200 euros para el capital social inicial.
—Francisco Chamorro recuerda que la diferencia sustancial es que Noaja ya no es la promotora del proyecto sino que son los propios vecinos los que impulsan la construcción a través de la cooperativa. Asegura que todos aquellos que forman parte de esta sociedad, que según Chamorro son el 98%, están exentos de pagar algunos gastos como la demolición de los edificios que ya ha comenzado. En el caso de no pertenecer a la cooperativa el propietario deberá hacer frente a una factura de 2.890,40 euros.
¿Por qué se ha comenzado a demoler algunos edificios si todavía hay vecinos que no están de acuerdo con el nuevo trato y no están dispuestos a abandonar sus viviendas?
Irene Bueno /Jaén
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