La Charca renace tras siete años

José Rodríguez Cámara /Jaén
La Charca de Pegalajar es, de nuevo, eso, un depósito que almacena agua. El freno a la sobreexplotación del acuífero del municipio, el mantenimiento de las reservas de la Fuente de la Reja y las lluvias permiten que la recuperación de este símbolo del municipio, seco desde 2003, deje de ser una quimera.

    14 ene 2010 / 11:31 H.

    Un inmenso estanque vacío, en el centro de un pueblo, parece el hueco para la construcción de un aparcamiento subterráneo. La Charca de Pegalajar, sin una gota desde hace siete años, tenía esa apariencia y a los vecinos, que tienen por símbolo su cultura del agua, no les gustaba. El fin de semana comenzó a llenarse y, ayer, ya tenía un volumen respetable almacenado. ¿Cómo se explica el milagro? La naturaleza y la mano del hombre se reparten la autoría. La alcaldesa, Manuela Aranda, sin disimular su euforia, explica que los más de doscientos litros de lluvia recogidos en el pueblo desde octubre terminaron de llenar las reservas de la Fuente de la Reja. Al rebosar el manantial, el derrame natural a La Charca era sólo cuestión de poco tiempo.
    Pero, como al césar lo que es del césar, la regidora socialista no se olvida de que la Junta, desde 2003, pone su parte para recuperar este monumento pegalajareño. El plan del Gobierno andaluz contemplaba un nuevo sondeo para Mancha Real, lo que frena la sobreexplotación del acuífero de Pegalajar. Al no tirar de este agua para el abastecimiento, la responsable municipal recuerda que, ya en junio del pasado año, a punto estuvo de brotar ya el venero que surte a La Charca. Además, el proyecto que se ejecuta en este espacio público contempló algo tan básico como impermeabilizar el vaso del estanque, lo que era causa de innumerables fugas. Lo próximo, adelanta la alcaldesa, será intentar que la Fuente del Bercho, de la que durante muchos años bebieron los pegalajareños, vuelva a manar. Hay un millón de euros para este proyecto, que saldrá de las arcas de la Administración andaluza. “Si no lo logramos, intentaremos otra cosa”, asegura la política. 

    Lo cierto es que, como dicen los viejos del lugar, “este agua ya no se va”. La satisfacción con la buena nueva del llenado de La Charca es tal que, hasta los más críticos con el plan de recuperación del Ayuntamiento y la Junta, tienen palabras amables. “Lo que se tiene que hacer para mantenerla es lo que ya se hace”, opina José Liétor, de la Asociación Fuente de la Reja, un colectivo muy beligerante a la hora de exigir que se respeten los recursos hídricos del municipio. “Eso sí, los vecinos tienen que concienciarse para que haya un buen uso”, comenta. Y es que, por si acaso a alguien se le olvida, en las paredes de La Charca hay pintada una frase, mitad ruego, mitad exigencia: “A los que la vida les di, les reclamo, en justicia, que no me dejen morir”.