La Charca como símbolo de lo que no debe volver a perderse

El agua mana a raudales como hacía lustros que no pasaba en estas tierras y la vida brota por las esquinas. La Charca de Pegalajar representa estos días la imagen palpable y esplendorosa de lo que las últimas lluvias suponen para la recuperación de reservas hídricas y de manantiales hasta ahora secos y olvidados. Los habitantes de ese municipio de Mágina no caben en sí de alegría por haber recuperado la imagen del acuífero lleno y pletórico, su santo y seña de identidad, y no están dispuestos a perderla de nuevo, como en tantas otras ocasiones ha sucedido. Hace dos semanas que la Fuente de la Reja, el manantial que alimenta La Charca, comenzó a llenarla poco a poco, hasta el punto de que el líquido elemento casi supera ya la polémica frase reivindicativa que reza en uno de sus laterales: “A los que vida les di, les reclamo, en justicia, que no me dejen morir”. Y es que las famosas huertas de esta zona han tenido desde siempre en este pequeño embalse un maná para regar sus plantaciones. La clave está en sentar las bases para evitar situaciones de sobreexplotación, como sucede también con el acuífero de La Loma, del que se abastecen treinta mil hectáreas de tierras de cultivo. La visita institucional de políticos el pasado viernes no puede ser un mero paseo glorioso, sino la imagen del compromiso del Ejecutivo andaluz con Pegalajar. El respaldo se materializará con una inversión de 1,3 millón de euros, con los que está previsto rehabilitar conducciones, modernizar el sistema de captación de algunas fuentes y construir un depósito para garantizar las reservas en tiempos de sequía. Lo importante, ahora que todo fluye como si siempre hubiera sido así, es aprender de los errores y poner cuantos medios sean necesarios para que, en la medida que esté en la mano del hombre, no vuelva a suceder.

    25 ene 2010 / 10:39 H.