La cerámica afronta el futuro con la vista puesta en la innovación
Mariela Soriano /Linares
El sector de la cerámica se ha visto, desde el año 2007, muy afectado por la actual crisis económica. En el caso de la estructural, su ámbito de acción se centra en los materiales para la construcción, uno de los sectores que más han sufrido los efectos de la actual coyuntura, mientras que, en lo que respecta a la artística, sufrió una evolución anterior, a partir de la competencia con países asiáticos o la sustitución por otros productos artísticos, ornamentales o de jardinería.

El sector de la cerámica se ha visto, desde el año 2007, muy afectado por la actual crisis económica. En el caso de la estructural, su ámbito de acción se centra en los materiales para la construcción, uno de los sectores que más han sufrido los efectos de la actual coyuntura, mientras que, en lo que respecta a la artística, sufrió una evolución anterior, a partir de la competencia con países asiáticos o la sustitución por otros productos artísticos, ornamentales o de jardinería.
Desde entonces, las empresas, que en su mayoría se encuentran centralizadas en Bailén y, en algunos casos, en municipios de las inmediaciones, como Andújar, Guarromán o Arjona, se han visto muy afectadas, con una reducción drástica de la actividad empresarial y en las ventas, que ha redundado en la consiguiente pérdida de puestos de trabajo. Aun así, el entorno del municipio bailenense representa el principal foco productor de Andalucía con mucha diferencia, y el segundo en el ámbito nacional, con entre un 15 y un 18 por ciento de la producción de la cerámica estructural: “Antes de la crisis lo era en el mismo sentido; históricamente lo ha sido en la última década, y lo sigue siendo”, asegura José Ángel Laguna, gerente de la fundación Innovarcilla, encargada de la gestión del Centro Tecnológico de la Cerámica ubicado en Bailén.
En la actualidad, las empresas se mantienen a través de la reducción de costes y de periodos de producción. “De esta forma, las fábricas y producciones se encuentran a un nivel parcial, lo que les ha permitido adaptarse a la demanda y seguir funcionando, en activo”, explica Laguna. Ese es el caso, por ejemplo, de Cerámica Bailén. Una empresa centrada, sobre todo, en la fabricación de ladrillos huecos y algo de gran tamaño, que inició su andadura en 1996. “En esa fecha todavía coleaba la crisis del 92 o 93, por lo que fue un año de transición junto al 97, en los que estábamos dentro de la normalidad en ventas, cobros, precios y demás. Al año siguiente, comenzó el ya conocido boom del ladrillo y la industria cerámica tomó un auge bastante importante, que se vino abajo en el verano de 2008, cuando se dejó sentir de forma clara la crisis que actualmente vivimos”, explica el responsable de la empresa, Miguel Ángel Lijarcio.
Tras dos años menos duros, apunta a que la situación más crítica para las cerámicas llegó a partir de 2010, cuando confluyeron varios factores: la disminución en las ventas, la caída de los precios —que en algunas ocasiones rozan o, incluso, se sitúan bajo costo con la intención de acaparar cuotas de mercado “lo que supone el mayor error en cuanto a un negocio”— y la dificultad en los cobros. “Lo que hemos hecho ante esta situación es adaptarnos a la demanda y reducir la producción, con lo que se fabrica puntualmente”, manifiesta Lijarcio.
A corto plazo, el responsable de Cerámica Bailén sigue siendo pesimista: “Creo que la situación del ladrillo no va a cambiar. Si en España hay un estockaje de viviendas importantes, pienso que cuando la crisis se recupere la construcción tardará aún más y serán otros sectores los que tirarán de la economía”. “Sí se espera o se rumorea —continúa— en el sector que quizás ahora haya un pequeño despertar, pero no sabemos en qué nivel, si será algo puntual. Creo que tardaremos un largo periodo en ver que el sector ladrillero se recupera”.
En el caso de Ladrillos Bailén, han tenido que realizar verdaderos esfuerzos de adaptación en todos los niveles para acomodar el potencial de su empresa a la actual demanda. “Nuestras instalaciones se encuentran preparadas para llevar a cabo grandes producciones que, dada la actual demanda, no es posible conseguir. Lógicamente, esta cuestión es la que más problemas nos está produciendo, puesto que la reducción de la demanda dificulta e impide llevar a cabo procesos de producción continuos”, afirma José Martínez, gerente de Ladrillos Bailén, una empresa que comenzó su andadura en 1988, y que fue de las pioneras en abordar procesos de modernización y automatización de sus instalaciones “con un horno túnel y todos los automatismos necesarios para llevar a cabo la profunda transformación que nos habíamos propuesto y que nos ha permitido avanzar en las mejoras de nuestros productos y servicios”. La firma se dedica a la fabricación de la práctica totalidad de los productos cerámicos, incluidos aquellos más específicos, como son la termoarcilla.
“La situación actual no podemos decir que sea buena. El sector de la construcción realiza el necesario ajuste del exceso de oferta provocado en años de expansión. No obstante, es cierto que en los últimos meses se viene atisbando algún signo de mejoría en cuanto a la demanda de productos cerámicos”, apunta Martínez, que subraya la permanente lucha y el esfuerzo del sector de la cerámica de Bailén en la mejora de procesos productivos, y que se ha enfrentado a desafíos como la eficiencia energética en la edificación, el desarrollo y diseño de nuevos productos y sistemas constructivos innovadores.
“Actualmente, se ha conseguido aunar la solidez de un material tradicional, noble y limpio con permanentes apuestas en innovación, lo que nos hace pensar que ante nosotros se presenta un futuro esperanzador que permitirá que este sector y esta localidad vuelvan a producir y trabajar con ilusión y esperanza, puesto que disponemos de un gran producto y de una gran industria preparada para poder ofrecer lo que el mercado demanda, aunque, lógicamente, no podemos olvidar que la situación actualmente es difícil”.
líneas de trabajo. De cara al futuro, muchos son los retos que se plantean para el sector. Un camino, manifiesta el gerente de Innovarcilla, puede ser la optimización de recursos o el ahorro en costes productivos, una cuestión muy asociada a la I+D+i y a la innovación en el sector: “Este es un tema en el que el sector trabaja, y que puede diferenciarlo o diversificar los productos que se hacen”. Y, precisamente, ese es el motivo por el que Innovarcilla se sitúa al lado del principal foco de Andalucía de cerámica estructural y artística. “Es un material tradicional que es muy noble, y unos productos que con I+D obtienen desarrollos adaptados a las necesidades del mercado”.
A ello se suma el control de calidad de los productos o el desarrollo de nuevos materiales, que trabajan desde el departamento de materiales y procesos, y consideran fundamental la optimización para hacerlos más competitivos, “lo que puede requerir ahorro en coste energético y, por otro lado, mejorar los procesos que repercutan en la calidad”. También, destaca Laguna, se ha realizado un esfuerzo en la adaptación de productos a las nuevas normativas de construcción, en lo que respecta a los requerimientos medioambientales y de sostenibilidad. Una industria de corte tradicional que, según el gerente de Innovarcilla, tiene un futuro no fácil, pero sí muy competitivo: “La cerámica, históricamente, ha estado presente en la vida cotidiana de las personas, y ese carácter tradicional del producto le aporta muchas ventajas. Si a eso le añadimos la innovación que desde Innovarcilla o las propias empresas aportan, quedan productos o materiales competitivos”.