La casta
Daniel Serrano Collantes desde Badajoz. Parece ser que están en vías de extinción. Son personas que siguen creyendo que viven en un Estado de Derecho, donde existe la división de poderes —¿no recuerdan aquel personaje de lengua larga y mente corta que decía que Montesquieu había muerto?— y que la justicia es igual para todos.
Sí, pero para unos más igual que para otros, que una cosa es la igualdad y otra el igualitarismo. Si no, que se lo digan a “la casta”. ¿Que usted no sabe quién es “la casta”? Son esos más de trescientos políticos de “alto rango” que estuvieron envueltos en algunos asuntillos no muy claros y que al final fueron absueltos. Al final de esos más de trescientos solo uno fue el condenado. Gabriel Urralburu, el que fuera presidente del Gobierno foral de Navarra entre 1984 y 1991, solo ha devuelto a la Hacienda Tributaria 14.279,22 euros de los 530.234,48 que debe. Pobre Urralburu, dice el resto de la casta. ¿Y algún ejemplo más? Alfredo Sáez, el consejero delegado del Banco de Santander, que fue indultado por Zapatero unas semanas antes de irse. El Partido y el Sistema los cría y ellos se juntan. Se juntan y se lo reparten. Mientras, el resto de los parias, los españolitos de a pie a asistimos a este espectáculo. Hoy es en Madrid y Cataluña, ayer en Valencia o Andalucía siempre pasando por Suiza. Cómo le gusta a “la casta” Suiza. Los hay en la izquierda, en la derecha, nacionalistas. Si conoce a alguien que todavía se crea esto de la democracia en España, no deje de decirlo y probablemente le hagan un monumento financiado por “la casta” a la entrada del Parlamento que diga:“Al ciudadano ejemplar”.