La carretera interminable

Hace años, leí la maravillosa obra de Michael Ende, La historia Interminable. No voy a aventurarme a hacer ningún resumen, por que, al fin y al cabo, es el nombre de la magistral novela lo que me recuerda al insufrible tramo de la Autovía del Olivar que va de Jaén a Úbeda, más concretamente al tramo Mancha Real-Úbeda. Hace más de quince años que recorro ese trayecto y puedo asegurar que escasamente en dos de ellos se ha podido hacer el viaje por una carretera medianamente digna. Obras y más obras, desvíos, bandas sonoras que bien merecen un nombre propio y asfalto irregular irregular.

    30 oct 2012 / 17:47 H.

    Esta carretera en obras sin fin es el enlace directo de la capital con las dos ciudades Patrimonio de la Humanidad, Baeza y Úbeda. Triste carta de presentación para turistas y penoso vía crucis para quienes cada día trazamos nuestro trayecto laboral destino al otro lado de este camino del infierno. Hasta hace aproximadamente un año las obras avanzaban, lentas, pero avanzaban. Allá por finales de  2010 se inauguró el tramo que incluía el magnífico viaducto sobre el arroyo Lantiscasa. En abril de 2011 fue cuando se abrió el nuevo tramo comprendido entre la intersección de la  A-6000 a Torrequebradilla y la Variante norte de Mancha Real. A día de hoy las obras permanecen completamente paralizadas mientras rastrojos y malas hierbas crecen en las explanadas de tierra. Aquello que prometía ser vestigio de prosperidad y avance, de buena comunicación, eso mismo que rellenaron de indicios de oportunidades de desarrollo social y económico deja a Jaén con una basta cicatriz de la que parece ser nadie quiere hacerse cargo.

    Relaciones Públicas
    Sonia J. Tirado