La Carolina no cambia
La criatura extraña del pacto de gobierno en La Carolina, cuadrada y estipulada ante notario para desbancar a Ángeles Férriz del poder tenía entre sus cláusulas el traspaso de poderes como alcalde al concejal de Independientes por La Carolina (ICA), José Rodríguez. Un perfil clave para explicar, que no entender, parte de la historia municipal reciente. El que fuera presidente de Alianza Popular, de profesión maestro, es regeneracionista vocacional, bisagra momentánea y un político ninguneado o buscado según la aritmética.

10 mar 2011 / 13:01 H.
Rodríguez propició la caída política de su archienemigo íntimo Ramón Palacios, de la mano de su querida, posteriormente odiada, socialista, Ángeles Férriz.
“Me cago en el amor… político”. Querencias volátiles, sin duda, que requirieron que los siete concejales del PP, el de ICA y el no adscrito y concejal popular, Antonio Rodríguez (otro apartado de la derecha de Don Ramón) firmaran un acuerdo notarial previo a la moción de censura que aupó a Francisco Gallarín a la Alcaldía. La disciplina y quítame a mí estas dudas se blindaron con 300.000 euros, peaje que tendría que pagar quien se saliera del camino. Confianza ciega le llaman. Sabina cantaba: “Soy un caballero cuando nadie me ve”. Pues eso. En este caso, parte de la tarta de poder se repartió encima de la mesa, pero como en otros sonoros casos, debajo de la mesa camilla se cerró el acuerdo. Ahora, el concejal independiente, con timbrada voz de parte radiofónico, rehúsa a su momento de gloria y no será alcalde por unos meses, se siente
satisfecho del gobierno del PP y desde la atalaya de primer teniente de alcalde oteará el horizonte electoral para el inminente movimiento de tropas que se avecina. Quizá así se pueda explicar la renuncia a tocar pelo de poder. Como otros apóstatas de las grandes marcas políticas, está dispuesto a robar planos estelares, por más que su papel, a priori, siempre sea secundario.
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Palabra Perdida