24 ene 2009 / 23:00 H.
La estadística es tajante. Según los datos de la Unión Europea, en noviembre la producción en el sector de la construcción en España descendió en un 9,6% con respecto al año 2007. Esta pronunciada caída es la mayor en Europa. De los 13 países comparados, España es el que peores registros obtiene dentro de un descalabro general con una producción que bajó un 4,7% en la zona euro en dicha comparativa. Estos datos macroeconómicos tienen su traslación directa en el sector del ladrillo de Bailén. Una industria básica en la población que perdió en los últimos meses un 70% de las ventas. Esta semana se conocían los detalles del Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de una empresa puntera como Malpesa. El 85% de su plantilla estará afectada con un ERTE con el que la empresa busca equilibrar las caídas de las ventas y para dar salida al stock acumulado. Un mal menor que los sindicatos valoran ante la posibilidad de que se adopten medidas más drásticas. En este sentido, los empleados se irán al paro con un 90% del salario y si la actividad se recobra volverán a sus puestos. Pero no todos los casos son iguales y en este ámbito más de mil trabajadores están amenazados por expedientes y, en algunas situaciones, con precariedad en las condiciones laborales. Además, la crisis del ladrillo también afecta por igual a empresas vinculadas como las relacionadas con el transporte. Los peores augurios de los empresarios sitúan hasta marzo este parón en la actividad ceramista. Desde la Asociación Provincial de Ceramistas se espera que la solución llegue por una reactivación de la producción. Una esperanza que está depositada, en parte, en las ventajas administrativas de la construcción de viviendas de protección oficial y en un mayor incremento de la obra pública, que tiren del carro económico en horas muy bajas para la iniciativa privada.