La boina a rosca

No hay duda alguna, en Jaén somos provincianos, pero ese provincianismo no tiene por qué ser cateto. Aunque lo es. Y el gran problema que tenemos es que algunos son tan bastos que se ponen la boina a rosca, en materia de moral y en opiniones como “aquí se vive mejor que en ningún sitio”, que en muchas ocasiones se extiende a lo español: “No hay país como España”. A alguien le interesará que el populacho vive como un príncipe. De hecho, ciudades el doble de grandes de Jaén también viven lo propio con especial vibración, con sentimentalismo exacerbado, y golpes en el pecho. No, no es una cuestión de pequeño o grande, sino de apertura de la gente, de capacidad por asimilar lo de fuera, y ahí es donde aquí se falla, porque hay pocas ganas de conocer, a veces ni pasar del término municipal.

    18 sep 2013 / 20:14 H.

    Lo que desconocemos, sin embargo, es lo que nos hace aprender, pero también conocernos a nosotros mismos. Hay un mecanismo de desposesión de la identidad, de borrado, en el que nos abrimos a lo exterior, y así accedemos al conocimiento. Esa transacción se produce precisamente cuando no pensamos que somos el centro del mundo, cuando no estamos mirándonos todo el día al ombligo, cuando somos receptivos a otros lugares y sentimos curiosidad por otras culturas. Lo vemos en lugares donde hay mucha gente de diversos lugares y procedencias, y donde el centro es relativo. Eso le falta a Jaén, porque no se trata de que quien venga se tenga que adaptar, en el sentido de imposición, sino de integrar y acrisolar.
    Escritor
    Juan Carlos Abril