La boda del año en Cazorla fue gitana

Nunca antes una boda despertó tanta expectación en Cazorla como la de una de las hijas del ganadero Ramón García Moreno, Julia García, con un sobrino del malogrado “Camarón”. Decenas de vecinos atestaron la Plaza de la Corredera y la iglesia de Santa María para no perder detalle de un enlace que reunió a 700 invitados.

    22 jun 2010 / 09:45 H.

    Muchos días antes del enlace había corrido la voz sobre  algunos de los pormenores de la celebración y, en las calles, la frase más comentada era “No me pierdo la boda por nada del mundo”. Mucho antes de la nueve de la noche, hora a la que estaba prevista la boda, los vecinos se situaron en los lugares en los que mejor se podía ver la llegada del carruaje que llevaría a la novia, Julia García Planton, hija del ganadero equino Ramón García Moreno, “Carreño”, y de María del Carmen Plantón García, hasta la iglesia. Y, para entonces, la Plaza de la Corredera, donde se encuentra la parroquia de Santa María, estaba a rebosar. Balcones, ventanas y cualquier punto elevado era válido y ocupado para no perder detalle. Cuando los presentes vieron acercarse a los dos bellísimos caballos negros que tiraban del carruaje en el que iba montada Julia García Planton, se deshicieron en aplausos y las gargantas gritaron: “¡Guapa!”. Era tanta la multitud que se agolpaba dentro y fuera de la iglesia, que la novia no tuvo fácil el acceso al templo, en el que había tantos curiosos que muchos invitados tuvieron que quedarse fuera o permanecer de pie durante toda la ceremonia.


    Cantos flamencos recibieron a Julia García hasta que alcanzó el altar y volvieron a llenar la iglesia después de que la joven y el que estaba a punto de convertirse en su marido, Jesús Joaquín Román Montoya —sobrino de “Camarón de la Isla”—se dieron el “sí, quiero”. El padre de la novia, “Carreño”, agradeció a los presentes su presencia en uno de los días más felices para esta querida familia gitana. A la salida de la iglesia, los novios realizaron el paseíllo hasta la Plaza de la Constitución donde los esperaba la carroza para conducirlos al Pabellón de Deportes, donde tuvo lugar el convite, al que asistieron 712 invitados, entre ellos, Manuel Cortés, “Pinto Cortés”, y Dolores Montoya, “la Chispa”, y sus hijos. De nuevo, la multitud se adueñaba de ambas plazas y los invitados acompañaban con cantos a los novios. A la entrada en el salón de bodas, sonó uno de los temas más conocidos del “Camarón”, “Yo soy gitano”. La celebración no estuvo exenta de algunos actos tradicionales en las bodas gitanas: a las cinco de la mañana, los invitados subieron a los novios a hombros y se “partieron” las camisas en señal de felicidad. María José Bayona /Cazorla