La Benemérita agranda la tradición

Javier Esturillo /Jaén
La Vera-Cruz y la Guardia Civil conforman un binomio inquebrantable, que, cada Jueves Santo, reafirma su relación con un acto de respeto y de devoción mutua. La presencia de la Benemérita en la vida de la cofradía más antigua de la capital data de 1943. Una vez acabada la Guerra Civil, ambas instituciones decidieron unir sus destinos para siempre.

    10 abr 2009 / 15:59 H.

    Miguel Aguilar Sánchez representa esa simbiosis que sólo Jaén es capaz de conseguir. Hijo y nieto de guardia, acompaña a la Santísima Virgen de los Dolores desde 1989. Lo hace por “auténtica devoción” y “sin que nadie se lo pida”. “La primera levantá es lo que más me emociona”, asegura. Lo mismo le ocurre al sargento Moreno, quien nada más acabar su servicio en Campillo de Arenas, se unió a sus compañeros en la iglesia de San Ildefonso. Lleva así más de siete años. Ayer volvió a ser una tarde especial para el Instituto Armado, que no regateó en esfuerzos para que las tres imágenes de la Vera-Cruz fueran custodiadas como se merecen. Hasta la capital llegaron una Escuadra de Gastadores, otra de Caballería, una sección de fusiles, compuesta por treinta y cinco agentes, y la Banda de la Academia de Guardias y Suboficiales de la Guardia Civil de Baeza. Asimismo, realizaron la estación de penitencia mandos del Instituto Armado y de la Comandancia de Jaén, entre los que se encontraba el general José Fernández, antiguo director de la Academia.