La Bankia gana
Cada vez tenemos menos razones para el optimismo aquellos que hablamos de economía. Entramos por segunda vez en recesión, después de 2009, con un desempleo que roza el 25% y una tasa de paro juvenil que supera el 50%.
Para atajar esta situación se concentran los esfuerzos en dos líneas, por un lado la austeridad y por otro el salvamento del sistema financiero. Europa nos insta a la austeridad para luchar contra el Déficit Público. La estrategia puede resultar suicida, pues este déficit o desajuste de las cuentas públicas es una consecuencia de la crisis y no su causa. Los estados requieren financiación y pagan una prima por ello. Los prestamistas de este dinero, analizan la capacidad de devolución del préstamo, con lo que a mayor austeridad, menor crecimiento, menor producción, y por tanto mayor desconfianza, mayor es la prima, y mayor el déficit público. Es la pescadilla que se muerde la cola. Si tanta austeridad se pretende, deberían emitir bonos europeos para evitar el abuso de los mercados, que vamos a pensar que el poder político y el bancario son los mismos. Las políticas de austeridad no dan el efecto previsto, y ahondan a las economías en una crisis aún más profunda. Resulta frustrante ver tanto esfuerzo para luego no pasar del décimo puesto. Por otra parte la recesión se justifica por la ausencia del crédito y vale todo para salvar el sistema bancario que vive momentos de gran incertidumbre. En estas, la entidad Bankia, requiere de 24.000 millones de euros para sanear sus balances. Cifras que provocan vértigo en el ciudadano de a pie, y dolores de cabeza a inversionistas que no entienden como la ciencia contable presentó beneficios ayer y quiebra total hoy. Dinero que no se dispone en la despensa del Fondo de Rescate y que habrá que buscar en los temidos mercados financieros. Se nos matiza que no se trata de una Banca Pública, sino una entidad intervenida, que requiere de liquidez previa a su venta a un buen amigo. Se dibuja un nuevo mapa bancario, en el que Andalucía pierde terreno, con CajaSur y CajaSol entregadas a precio de saldo a Vascos y Catalanes, mientras estos faltan al respeto a instituciones y estado en la final de la Copa del Rey. Es necesario apostar por la combinación de políticas de crecimiento y eficiencia en el gasto público, que permita la supervivencia del sistema productivo, y que nos aferren a la esperanza de la recuperación, aún sabiendo que nos esperan tiempos difíciles. Estas políticas han de ir acompañadas de incentivos a la Investigación y Desarrollo, e inversión en el conocimiento como principal factor de producción. Necesitamos cambios en el modelo de crecimiento, que a medio y largo plazo, contribuirán a la competitividad y generación de empleo.
Rafael Peralta es economista