La autovía de las cárcavas

Juan Manuel Molina Valdés / Desde Jaén. Una obra pública debe estar precedida por un exhaustivo estudio de impacto ambiental. Catalogar el cómo son las zonas afectadas antes y cómo paliar y corregir los efectos perniciosos después. Las autovías de Jaén, pues no parecen haber sido rigurosas en ello las autoridades.

    25 abr 2013 / 10:30 H.

    No se ha cuidado el encauzamiento de las aguas pluviales, y ello ha causado un problema ambiental y otro social: cárcavas y encharcamientos. Los agricultores individualmente lo tienen difícil ante la Administración pública. Los agricultores ya sean grandes o pequeños, están dispersos, atomizados y desorientados. Las cárcavas que se generan en dominio público les afectan sus producciones, les impiden la accesibilidad y les roban terreno. Pequeños riachuelos hoy son profundos barrancos.
    Les despropiaron sus terrenos, y ahora tienen un gran obstáculo: una autovía que no lleva a lado alguno, y que hace de presa para las escorrentías, las concentra y evacua por unos pocos vomitorios que multiplican su fuerza. Transitar por el campo con lluvia se hace difícil y peligroso. Acometer las consecuencias de unas autopistas inacabables por irresponsabilidad política. ¿Nadie responde? Los propietarios afectados tienen un motivo muy importante para agruparse, para ser productores agrupados e integrados. Y para hacer frente a la defensa del suelo, la riqueza que tienen encomendada, sin que ellos ni las autoridades sean impunes. Un deslizamiento de dos hectáreas de un terreno que tendría un valor de 12.000 euros precisa una obra pública correctiva de 300.000 euros. ¿Quién es capaz de sufragar la corrección de esos accidentes, cuando la Administración no tiene ni para acabar la autopista?