La amenaza de ruina no pesaba sobre el número 21 de Almendros Aguilar


Calladamente, mientras la Policía Local monta guardia en el exterior las 24 horas del día, desde hace un par de jornadas, se demuelen los muros interiores del número 21 de Almendros Aguilar. Su tejado se hundió el domingo obligando al desalojo de 3 personas, pero sobre este inmueble no pesaban las causas de ruina que sí se ciernen sobre los colindantes.
“Con el objetivo prioritario de garantizar la plena seguridad de la zona y, lo más importante, la de los vecinos” —subraya el concejal de Urbanismo, Francisco Javier Márquez, en un comunicado—, el Ayuntamiento inició, hace un par de días, la demolición del número 21 de la calle Almendros Aguilar. Lo está haciendo de forma subsidiaria y, dado que el edificio está catalogado y su fachada tiene protección ambiental, los trabajos se están centrando en su interior y, en concreto, sobre aquellos “elementos con peligro de derrumbe”. Para ello, se están siguiendo recomendaciones de informes técnicos como los que determinarán las causas que provocaron que, el pasado domingo, se desplomara su tejado.
Su hundimiento obligó al desalojo de tres personas, a cortar parcialmente la calle y tiene en vilo al vecindario. Pero lo curioso es que sobre el número 21 de Almendros Aguilar no pesaban las amenazas de ruina que, sin embargo, sí se ciernen sobre los inmuebles colindantes.
La legislación autonómica establece tres supuestos de ruina. En primer lugar, económica, cuando el coste de las obras necesarias sea superior al 50% del valor actual del edificio o de las plantas afectadas, excluido el valor del terreno; funcional, cuando el inmueble presente un agotamiento generalizado de sus elementos estructurales o fundamentales, y, en tercer lugar, urbanístico, cuando se requiera la realización de obras que no pudieran ser autorizadas porque el edificio está fuera de ordenación. Pero ninguna de ellas se daba en el caso del número 21. Es más, los propietarios del inmueble solicitaron, hace años, el expediente de ruina y se les denegó porque no hallaron causas objetivas para ello.
“No estaba para caerse, ni mucho menos”, aseguraron las mismas fuentes, por lo que habría que dilucidar si hubo negligencia e, incluso, intencionalidad. Pero, preguntado al respecto, el concejal de Urbanismo y Medio Ambiente se ciñó a la nota de prensa oficial y se mostró cauto a la espera de los resultados del informe técnico.
En el mismo comunicado, el edil lamenta las molestias que se está causando a los vecinos, “tanto por los trabajos de demolición como por el corte del tráfico rodado y peatonal”. “Pero —resalta— lo prioritario y fundamental para este Ayuntamiento es garantizar la plena seguridad de los vecinos, a los que le pedimos un poco de paciencia para que se lleven a cabo con total seguridad los trabajos de demolición y que se certifique por parte de los técnicos municipales que no haya peligro alguno para los ciudadanos”.

07 mar 2014 / 11:38 H.