La agricultura ecológica, un nuevo motor para la riqueza y el empleo
El futuro de la provincia pasa por el sector primario. Lo tradicional no siempre es sinónimo de antiguo. En muchas ocasiones, lo pasado vuelve al presente para revivir sus mejores momentos y servir como lanzadera a un futuro más prometedor. Este es el panorama que se presenta cuando se habla de agricultura ecológica, que no es más que cultivar la tierra como lo hacían los agricultores antes de que se plantasen en el campo herbicidas, plaguicidas, hormonas y otro tipo de productos químicos.

Como se desprende del estudio prospectivo realizado por el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) a través del Observatorio Argos, “Sistema de Prospección Permanente del Mercado de Trabajo de Andalucía”, los cultivos ecológicos se encuentran entre los veintidós sectores emergentes en Andalucía con mayor potencial para crear puestos de trabajo en la región. El informe, que fue desarrollado a lo largo del pasado año 2014, señala que se trata de actividades que presentan una muy estrecha vinculación con el territorio en el que se realizan y aprovechan los recursos que este les ofrece, de ahí que estas actividades puedan tener tanto un carácter tradicional como innovador. Un ejemplo que se ve muy claro cuando se habla de agricultura ecológica, que se ha convertido en un sector en auge en treinta y siete de las cuarenta y cinco áreas andaluzas analizadas por el SAE, con presencia en todas las provincias, y que se ha “asentado”, sobre todo, en la zona del este de Jaén.
sector primario. Cultivar con agua y productos meramente orgánicos, con la idea de conservar el medio ambiente, la salud y promover el desarrollo rural no es solo una “buena idea”. Esto es lo que defienden los colectivos de agricultura ecológica de la provincia, como la Asociación de Propietarios de Huertas de los Miradores de Úbeda, que apuesta por el despertar de los cultivos tradicionales en el municipio ubetense. Un nuevo tiempo que, como explica su presidente, Esteban Toral, no quiere ser únicamente paisajístico, sino que trae consigo una importante reconversión y se postula como “un motor empresarial” que afecta a la agricultura y la ganadería. “Nuestro objetivo es generar un renovado modelo de agricultura. La superviviencia del oficio de hortelano pasa por diversificar la actividad y dar un valor añadido, no solo con el producto ecológico. Tenemos que complementar con actividades que se desarrollen en la naturaleza, formación en ecología y terapias alternativas, entre otras. No es suficiente cultivar el producto de manera ecológica y después comerciar con él, porque no podemos cargar excesivamente el valor económico del producto. Es necesario que haya calidad y buena genética sin pagar un dineral”, argumenta Toral.
Pero los cultivos no son el único nicho de empleo en la provincia. Actualmente, el sector primario al completo juega un papel muy relevante en la economía jiennense. Como se desprende del estudio elaborado por el SAE, la ganadería tradicional también presenta una evolución especialmente positiva en Jaén este, además de en otras zonas de Andalucía, como las áreas gaditanas de Jerez, Bahía de Cádiz y Costa-La Janda; la cordobesa Vega del Guadalquivir y las sevillanas Aljarafe-Dos Hermanas y Bajo Guadalquivir. Asimismo, el sector de la viticultura —el cultivo de la vid para usar las uvas en la elaboración de vino— es de vital importancia en la comunidad autónoma andaluza, como demuestra que los caldos de la región cuentan con seis denominaciones de origen, así como dieciséis indicaciones geográficas con derecho a la mención tradicional Vino de la Tierra o Vino de Calidad. En la provincia existen tres indicaciones geográficas protegidas: Vino de la Tierra “Bailén”, “Torreperogil” y “Sierra Sur”. Por último, la industria agroalimentaria es un sector en clara expansión en importantes áreas de todas la provincias y representa el 25% del empleo industrial.
“Llevamos el producto del campo a la mesa”
Los alcaudetenses Ana Caballero y su marido, Antonio Gutiérrez, tienen en el campo su mejor entretenimiento y, al mismo tiempo, una fuente de ingresos que, aunque no da para que subsista una familia, dice Caballero, sí se convierten en una gran ayuda para el día a día. Los hortelanos, que ya están jubilados, cultivan en sus terrenos del municipio de Alcaudete todo tipo de verduras y hortalizas. “Nosotros tenemos cebollas, pimientos, tomates, berenjenas... Podemos decir que vamos cultivando de todo lo que podemos, cada cosa a su época, pero siempre intentamos tener un poco de cada producto para que crezca en nuestra tierra”, explica Caballero, quien asegura que llevan “toda la vida” como hortelanos: “Nos dedicamos a la tierra desde hace más de veinte años y todas las temporadas recogemos nuestros productos con la misma ilusión”, asegura.
Tanto Caballero como Gutiérrez son conscientes de la demanda cada vez mayor de productos naturales que no presenten ningún tipo de químico. En los mercados son muchos los clientes que piden referencias acerca de la verdura, la fruta o la hortaliza que van a llevarse a casa para consumir. Algo que el matrimonio sabe muy bien, al igual que su hijo, David Gutiérrez, que atiende un puesto —una frutería— en la plaza de abastos de Alcaudete. “Los productos que nosotros cultivamos se los llevamos a mi hijo para que él los venda en el mercado. A la gente le gustan mucho, porque saben que han crecido de la forma más sana”, argumenta Caballero, quien explica que han sido varias las ocasiones en las que las verduras y las hortalizas que salen de su huerta han obtenido reconocimiento en forma de premio, por su calidad, su sabor y, también, por su cultivo.