La absolución de unos chistes
Después de que se haya archivado la causa de Guillermo Zapata, no puedo más que alegrarme.
Y no porque me considere de Podemos, ni nada por el estilo. Simplemente, porque me parece que se sacó de madre un asunto que, en el fondo, no tiene ni la mitad de importancia que se le ha dado en los medios de comunicación. ¿Qué habría pasado, entonces, si hubiéramos pensado así en la época de grandes como Arévalo o Faemino y Cansado? O humoristas actuales, como Pepe Colubi, tan “cultureta” como gracioso. ¿Y Gila? Sus chistes sobre la guerra no tienen parangón. Entiendo que hay una línea, que a veces se antoja finísima, entre lo que es humor y lo que no, pero cuando la misma Irene Villa entiende lo dicho como una broma, no hay que darle más importancia de la que tiene. Otra cosa es que se le tenga que tener respeto a las personas fallecidas, que menos no merecen.
Por esta serie de razones, y porque creo que hay cosas mucho más importantes que preocuparse, tanto en nuestro país, como en la misma comunidad madrileña, me parece perfecto el archivo de la causa. Sinceramente, veo mucho más grave el hecho de financiarse en B, o utilizar la empresa de un familiar para un desfalco (en fin) que hacer cuatro chistes tontos. ¿Que molesta? Claro que molesta, pero más me molesta que conviertan nuestra propia vida en un chiste y que nosotros, como borregos, entremos al trapo y pidamos el encarcelamento de alguien por unos chistes. Definitivamente, nos hemos vuelto locos.