Karina presenta sus memorias
Un concurso radiofónico le cambió la vida. Pasó de ser empleada en unos grandes almacenes a estrella de la canción. En los 60 se convirtió en reina de la música yeyé, las chicas le copiaban los modelos e, incluso, la forma de sonreír. En los 70 casi se alzó con el triunfo en Eurovisión y vivió un apasionado — y desconocido— romance con un músico. Una etapa de su vida cargada de recuerdos que, ahora, la artista jiennense María Isabel Llaudes Santiago, más conocida como “Karina”, publica en “El baúl de mis recuerdos”. Rememora cómo eran aquellos tiempos de radionovelas, guateques, minifaldas, del SEAT 600 y la Vespa; una mirada reflejo de una generación a través de canciones como “Las flechas del amor” o “El baúl de los recuerdos”, a esos maravillosos años.
Su voz y su alegría se transmiten allá donde va y pocos olvidan sus canciones, que fueron grandes éxitos de la época. Ahora llega a las librerías con la editorial MR, del Grupo Planeta. “Hago un repaso de mi vida, desde que llegué a Madrid hasta que mi discográfica Hispavox me rechazó, a pesar de mis grandes ventas, en 1978”, expresa Karina. “Lo he escrito como broche final de mi carrera, coincidiendo con la gira de despedida que doy por toda España. Lo he hecho pensando en la jubilación, nunca por problemas económicos. Si alguna vez los hubo, ya pasaron”, apostilla. Asegura que el libro se muestra claro, sin complejos, sin pretensiones, con sus “Romeo y Julieta”, sus flechas del amor y con su famoso baúl lleno de recuerdos. “Con esta canción llegué a arrebatarle un número uno a The Beatles”, afirma la jiennense, que se convirtió en un mito musical. “Fue todo una gran casualidad, yo no quería ser, de mayor, artista, como dice Concha Velasco. Fue cosa del destino. Mis padres, como muchas personas de la época, emigraron a Madrid. Allí me esperaba mi futuro”, expresa.
Pero antes de llegar a la capital, de conocer el éxito y la derrota, Maribel Llaudes era una chica de provincias, como dice ella misma, que, con tan solo trece años, llegó con su madre a la gran ciudad. Atrás dejaba una infancia feliz en el mar de olivos. No quiso olvidarse de Jaén, la tierra que la vio nacer. Con esa simpatía y la dulzura que la caracteriza rememora de forma nostálgica su infancia. Cuenta, en las primeras páginas, que nació en la calle Sedeño de la capital. “Los recuerdos son muy bonitos. Tuve una adolescencia y una niñez muy felices. Recuerdo, sobre todo, unas navidades maravillosas. Iba a pedir el aguinaldo. Recuerdo mis clases en ‘Teresianas’. La Semana Santa. Todos esos recuerdos me han dado fuerza a lo largo de toda mi trayectoria. Llevo Jaén en un trocito de mi corazón”, manifiesta la artista. “Ahora, no hay otro subidón mejor que acercarme a estas tierras andaluzas y ver este mar de olivos”, bromea. La cantante se despide de su carrera musical, junto con el libro, con la gira “No os digo adiós, os digo hasta siempre’”, que quiere concluir en Jaén. Con su música y sus memorias, Karina pone el broche de oro a toda una vida y una trayectoria.