JULIA LÓPEZ BERMEJO. "La música es nuestro lenguaje, con el que se intenta conmover"

MARIAM LÓPEZ
La pasión de Julia por la música se transmite desde sus manos a la guitarra, haciéndonos sentir emociones diversas. De eso se trata, dice ella, de un lenguaje hablado con acordes musicales, que llegue al oyente. Es una de las mejores guitarristas clásicas de nuestra tierra y se lo ha ganado a pulso con su trabajo diario. Piensa en un futuro dando clases en un Conservatorio y lo logrará porque sus manos regalan gloria en cada concierto.

    06 mar 2011 / 10:24 H.

    —Julia, ¿llegó a la guitarra o fue más bien la guitarra la que llegó a usted? ¿Hay antecedentes musicales en su familia?
    —Creo que fue la guitarra la que vino a mí, pero luego yo tuve que trabajar mucho con ella. Con unos 8 años todas mis amigas tenían una guitarra y estaban en la rondalla del colegio, menos yo. Se llevaban las guitarras al recreo y se ponían a hacer sus acordes y demás, y a mí me atraía muchísimo tanto el instrumento en sí como el sonido. Me pasé dos años pidiendo una guitarra a mis padres, que pensaban que era un capricho y que no llegaría a utilizarla, hasta que, con 10 años, los Reyes me la trajeron. Me apunté a la rondalla del colegio y la verdad es que me sentía la niña más feliz del mundo aprendiendo aquellas piezas que tocaban mis amigas. Luego salieron las pruebas de acceso al Conservatorio de Jaén. Yo aún no era muy consciente de lo que suponía un conservatorio, pero sí tenía claro que allí podría continuar tocando la guitarra, que era lo que más deseaba. Pasé las pruebas y me quedé la primera en el examen. Entrar en el Conservatorio es lo mejor que me pudo pasar en mi vida. Mis estudios ya fueron enfocados a esto, cuatro años de elemental, luego seis de grado profesional, mientras los compaginé con la Diplomatura de Magisterio en la especialidad de Música, y, cuando acabé en el Conservatorio el grado medio, como aquí no había más estudios para finalizar la carrera, me fui a Córdoba, donde he estudiado el grado superior, que equivale a una Licenciatura. Y respecto si hay algún músico en la familia, mi abuelo materno tocó de joven un instrumento de viento-metal, e incluso tenía sus libritos de solfeo, que actualmente conservo yo con todo cariño.
    —Ha participado en numerosos conciertos de guitarra. Cuéntenos su experiencia y qué le han aportado profesional y personalmente.
    —Como solista podría destacar los conciertos en el Centro Cultural Miguel Castillejo, el Centro de Estudios Históricos de Andalucía, los Jardines de Jabalcuz y el Palacio Municipal de Cultura. Igualmente, importantes son las colaboraciones con el Patronato de Cultura del Ayuntamiento de Jaén, por el centenario de Miguel Hernández, y, más recientemente, mi colaboración con Uniradio Jaén en el Día Internacional contra la Violencia de Género. Y, ahora, mi nuevo reto es mi selección para tocar el 23 de marzo en el Ciclo de Jóvenes Intérpretes 2011, organizado por el Conservatorio Superior de Córdoba. Estoy muy contenta porque la vida del músico requiere muchas horas de estudio y, cuando te dan la oportunidad de subirte a un escenario y transmitírselo a la gente, sientes una satisfacción muy grande. Cuando por fin lo pones en escena, es mi recompensa.
    —¿Qué pasa por su mente durante un concierto?
    —Antes de tocar soy muy positiva y salgo convencida de que todo va a salir muy bien, mientras toco solo estoy concentrada en las piezas y, cuando termino, me gusta recapitular sobre lo que he hecho, intentando sacar las cosas positivas y las negativas para mejorarlas. Soy muy positiva ante un concierto porque tantas horas de estudio a mis espaldas son las que me dan la tranquilidad para saber que todo va a ir bien. Aun así, no existe un concierto perfecto y, si hay un fallo, son las tablas del intérprete las que permiten salir airoso, haciendo que ese pequeño fallo sea imperceptible para el oyente.
    —¿Quiénes son sus maestros y que le han aportado?
    —Aquí en Jaén, mi gran maestra ha sido Amalia Bullejos, que me ha aportado mi formación técnica y musical. Le debo mi base y creo que, gracias a su formación, hoy por hoy, soy como soy. En Córdoba, he estudiado con Javier Riba, que ha supuesto un complemento importante a esa formación que yo tenía. Ellos son mis grandes maestros pero también es cierto que son importantes los concertistas con los que he hecho cursos de perfeccionamiento, como David Russell o María Esther Guzmán, entre otros.
    —¿Cuáles han sido los principales acontecimientos que han moldeado su carrera?
    —Quizá cuando haces un examen importante y hay un buen resultado, sobre todo, cuando hice los de acceso a grado medio y superior, trabajé muchísimo y obtener los resultados que logré fue para mí como el convencimiento  y la motivación de que podía hacer esta carrera.
    —¿Cuál ha sido, a día de hoy, el momento culmen de su carrera?
    —Ser seleccionada para tocar en el Conservatorio Superior de Córdoba, el día 23 de marzo, en el Ciclo de Jóvenes Intérpretes. Lo estoy abordando con la ilusión más grande y con mucho trabajo. Es todo un reto tocar delante de muchos músicos y guitarristas reconocidos. Será un concierto completo de música clásica de una hora y lo importante es que actúo solo yo, ante oyentes tan exigentes.
    —-¿Quiénes son para usted los músicos que considera referentes directos?
    —Un referente directo, por ejemplo, Leo Brouwer, director de orquesta, guitarrista y compositor cubano, que fue director de la orquesta de Córdoba. Lo conocí allí en el Festival de Córdoba de 2010 y me ha aportado la visión de un músico completo.
    —¿Qué tiene que hacer un músico para llegar al oyente?
    —Buscar la comunicación con él. No nos podemos quedar en tocar notas musicales, sino en hacer música, que no es lo mismo. La música es nuestro lenguaje, con el que se intenta trasmitir algo que llegue a conmoverte, a que sientas que es lo más bello que has escuchado nunca o lo más feo también, pero el fin último del músico es la comunicación con el oyente.
    —¿Cuál debe ser la actitud de un guitarrista clásico para llegar a quienes no les gusta esta música?
    —La música hay que enseñarla desde niño, para hacerlos receptivos y sensibles a lo que suena. A quien no le gusta es simplemente porque no tuvo de niño a una persona que le pusiera música. En la educación está la solución. Si a nuestros pequeños les ponemos música, cantamos con ellos y hacemos que ellos canten, se les hace receptivos, después se decantarán más por un estilo u otro, pero les gustará la música, que es lo importante.
    —¿Hacia donde enfocas su futuro?
    —En principio, en seguir formándome, hacer cursos con los grandes concertistas, por supuesto, dar conciertos, porque es lo que me da la vida, y dedicarme a la enseñanza, ser profesora en un Conservatorio.