Juicio a una banda de expertos en hacer el “timo del nazareno”

El conocido como el “timo del nazareno” es tan viejo como la pólvora: el estafador se hace pasar por empresario para adquirir determinadas mercancías. En la primera operación, siempre paga con mucha rapidez y, generalmente, al contado con el objetivo de ganarse la confianza de la víctima. El anzuelo ya está echado. El timador realiza una compra de mucho más valor, que esta vez paga con letras de cambio o pagarés. Una vez recibido el producto, el “nazareno” revende la mercancía y desaparece.

29 ago 2015 / 08:40 H.


Eso es lo que, presuntamente, hicieron las diez personas que tendrán que sentarse en el banquillo de la Audiencia Provincial el próximo mes de enero. Según la Fiscalía, formaban parte de una organización delictiva especializada en este timo. Presuntamente, estafaron a dieciséis empresas de toda España pertenecientes al sector de la alimentación. El montante de lo defraudado supera el medio millón de euros, según la acusación pública.
Fue la Guardia Civil de Jaén la que desmanteló este grupo a finales del año 2008 en el marco de la conocida como operación “Escudero”. El fiscal Cristóbal Jiménez describe en su escrito de acusación provisional el complejo entramado compuesto por decenas de empresas pantalla dedicadas, presuntamente, a comprar mercancías, hacerlas desaparecer y blanquear las ganancias. No en vano, uno de los diez acusados, Ramón C. S. era el administrador único o solidario de unas doscientas sociedades mercantiles, lo que da idea de la dimensión del grupo. El Ministerio Público habla de “generación de facturas falsas, operaciones inexistentes o simuladas y blanqueo de beneficios”.
La investigación comenzó con la denuncia de una almazara de Quesada, que denunció una estafa por valor de 55.000 euros. Un empresario les adquirió aceite por esa cantidad y pagó con cheques sin fondo. Cuando quisieron buscar al comprador, se había esfumado. La Policía Judicial de la Guardia Civil de Jaén puso en pie una laboriosa operación, en la que se descubrió que había estafas similares por toda España. Compraban todo lo que se ponía a tiro: turrón, jamones, aceites, quesos, carnes, vinos. La investigación permitió detener a las personas que ahora se sentarán en el banquillo.
Según el fiscal, el grupo compraba “a través de empresas que ya llevaban un tiempo operando en el mercado, a las que se les da una apariencia de legalidad y solvencia en el momento de contratar, consiguiendo de esta forma engañar al comerciante”. “La mercancía es distribuida entre distintas sociedades pantalla en connivencia con las empresas adquirientes del producto hasta conseguir que se pierda su rastro”, añade el Ministerio Público en su escrito de acusación. El fiscal aclara que había todo un entramado de logística que participaba en el diseño delictivo.
De la complicada y larga instrucción realizada por un juzgado de Cazorla, se deduce la existencia de dieciséis empresas perjudicadas por toda España. Según las cuentas de la Fiscalía, el fraude alcanza los 509.844,24 euros. Los diez acusados se enfrentan a una petición de castigo de siete años de cárcel por delitos continuado de estafa y de receptación. Los procesados, en principio, niegan todos los cargos. El juicio se celebrará durante cuatro sesiones a mediados del próximo mes de enero en la Sección Tercera.