Juana Vacas
Una de las noticias más tremendas de los últimos meses en Jaén, por lo injusta y cruel que puede llegar a veces a ser la vida, es sobre la historia de Juana Vacas, la mujer de Torredelcampo que ha luchado contra un desahuciado tras recibir como herencia las deudas de su hija, esta con una importante minusvalía psíquica, asesinada violenta y cruelmente por su marido en 2011. Esta historia me sobrecoge. Una mujer dedicada durante toda su vida en cuerpo y alma a sacar adelante a su familia, sin cualificación, sin apenas conocimiento, con una vida durísima de trabajo y golpes de la vida, que al fin se podía dedicar a vivir su vejez con tranquilidad y sosiego y que firma sin saber una herencia de deudas por la que se veía obligada a perder su casa, lo único que tiene.
Afortunadamente, y aunque aún la sentencia se puede recurrir, la juez concluyó que la anciana “no era consciente ni supo la trascendencia o significación del acto que otorgaba” por lo que da la razón a la parte demandante que asegura que, en el momento de la rúbrica, Juana lo hizo sin recibir información suficiente y veraz sobre los efectos y riesgos de esa firma. El caso de Juana Vacas ha conseguido unir a la opinión pública, estremecida por la historia de una vida durísima que le ha arrebatado a su esposo y a tres de sus cuatro hijos. Creo que en este caso la tan vilipendiada últimamente Justicia ha sido justa, también gracias a la presión social (se han recogido alrededor de 175.000 firmas contra el desahucio de Juana Vacas) y a la actuación de los medios de comunicación y redes sociales. Una vez más, los medios de comunicación, a los que se les suelen reconocer más los fallos que los logros y buenas actuaciones, han demostrado su vocación de servicio público, han informado y se han postulado del lado de una mujer, Juana Vacas, víctima clara y rotunda de un cúmulo de desgracias encadenadas que por poco le arrebatan el techo bajo el que se resguarda de los palos que le da la vida y bajo el que le deseo que pueda vivir tranquila de una vez y celebrar muchos y muy buenos momentos y alegrías, que bien merecidos lo tiene.
José Francisco Lendínez es enfermero