Juan de Dios Colmenero emociona con la crónica de “su” Madrugada
El pregonero de la madrugada de Jaén por excelencia, Juan de Dios Colmenero, metió hombro, avanzó con paso firme y no abandonó la trabajadera —el atril— hasta que no tuvo más palabras con las que emocionar a un público que salió del teatro Darymelia como si acabara de ver pasar a El Abuelo.

“Decidme si no es a Dios al que veis cuando aparece primero su sombra, luego su paso, luego su cruz, luego su cara...”. En verso empezó y concluyó Juan de Dios Colmenero su pregón Madrugada.
Periodista de profesión, cofrade y promitente por devoción, su soltura a la hora de encarnar en verbo lo que antes fue idea conquistó, desde el principio, al público que escuchó, emocionado, la crónica poética, histórica y sentimental de todos los viernes santos, los suyos y los de la ciudad, los de caperuz y los de trabajadera. Y es que Colmenero logró lo que cualquier pregonero sueña: hacer partícipe a quien lo escucha de sus propias emociones, hasta el punto de que los asistentes salieran con los ojos llenos de Jesús, como si acabaran de verlo pasar y el aroma de sus claveles los acompañara largo rato después. El jefe de Informativos nacional de Onda Cero mantuvo “un diálogo” con el Nazareno y desgranó sus vivencias y las de cada punto del itinerario del Señor de los descalzos, original propuesta que, con casi todo ya inventado, aportó aire fresco al discurso. Cofrade de dinastía —sus padres y, principalmente, su tío Fernando Colmenero están hondamente vinculados con la hermandad carmelitana—, el orador prologó brillantemente la noche en que Jaén es más Jaén que nunca, esa que propicia palabras únicas, como las que salieron de su alma. “Me voy y no me quiero ir, Señor, sin darte las gracias por permitirme hablarte”. Lo mismo pensaron quienes lo aplaudieron, pero por permitirles escuchar su pregón.