“Joya” del descanso estival por su singular entorno
Pepi Galera
Cuatro siglos de historia a sus espaldas. Jabalcuz ha sido siempre “joya” de descanso y disfrute para los jiennenses. Su entorno, sin duda, le da este título. Años después de la decadencia de sus termas, cientos de vecinos de la capital establecieron en esta zona sus segundas residencias, lugares donde perderse durante todo el verano. Y las casas de vacaciones, para muchos, también se convirtieron en hogares habituales. “Durante el año, viven en Jabalcuz unas 1.000 personas”, comenta Pedro del Salto, presidente de la Asociación de Vecinos Paraje de Jabalcuz.
Cuatro siglos de historia a sus espaldas. Jabalcuz ha sido siempre “joya” de descanso y disfrute para los jiennenses. Su entorno, sin duda, le da este título. Años después de la decadencia de sus termas, cientos de vecinos de la capital establecieron en esta zona sus segundas residencias, lugares donde perderse durante todo el verano. Y las casas de vacaciones, para muchos, también se convirtieron en hogares habituales. “Durante el año, viven en Jabalcuz unas 1.000 personas”, comenta Pedro del Salto, presidente de la Asociación de Vecinos Paraje de Jabalcuz.
Cuando llegan junio, julio y agosto, esta cifra se duplica: “En verano, calculo que estaremos en torno a 2.000”. Vecinos repartidos entre sus urbanizaciones y apartamentos, como El Plantío, Bellavista y Jabalcuz, donde disfrutan de la piscina, el deporte o una buena conversación con una cerveza en alguno de sus chiringuitos. Así las semanas pasan rápido y estos días llegan ya las despedidas. Las tardes son cada vez más cortas y la piscina, después de las tormentas de esta semana y la bajada de la temperaturas, cada vez apetece menos. Llega el final de las vacaciones y Jabalcuz vuelve a su paz habitual entre septiembre y mayo. Además, para los que tienen niños, no hay más opción. No pueden estirar más las vacaciones de verano más allá de mediados de septiembre. La “vuelta al cole” manda. Pero otros, sin embargo, también eligen esta fecha, que coincide con el cierre de la piscina y el “chiringuito” para subirse de nuevo al bullicio de Jaén. “Estas son las zonas donde hacemos comunidad, donde nos relacionamos los vecinos y, al cerrarlas, las tardes sobre todo se hacen muy largas aquí, ya que no hay mucho que hacer”, cuenta Pepi Alcaraz. Más información en nuestra edición impresa.