Jóvenes jiennenses que responden a la llamada de Dios

Once jóvenes jiennenses se forman, durante este curso, en el Seminario Diocesano de la Inmaculada y San Eufrasio de Jaén. Son once vocaciones para servir a Dios y ser pastores de sus fieles. Un fuerte nexo para el que tienen que estar muy preparados. Para ello, se esfuerzan durante seis años, como mínimo, para formarse en cinco líneas: la humana, la religiosa, la intelectual, la comunitaria y la pastoral. Son cinco pilares, según explica el rector del Seminario, Pedro Ortega, sobre los que se organiza su plan de formación.

    13 feb 2011 / 11:26 H.

    En los últimos 35 años, ya han pasado por esta institución más de 220 seminaristas, de los que unos 120 han sido ordenados presbíteros. Desde que existen datos estadísticos, la cifra de seminaristas se ha reducido a una tercera parte, aunque, durante los años ochenta, las vocaciones crecieron de forma considerable. De hecho, en 1984, había 62 jóvenes. La crisis vocacional es uno de los problemas actuales de la Iglesia. Pero no es sólo una cuestión del Seminario de Jaén. En los últimos cuarenta años, con la salvedad del trienio 1982-1985 —tras el primer viaje de Juan Pablo II a España—, la Iglesia española ha ido perdiendo paulatinamente el número de sus seminaristas, que en los años del Vaticano II superaban los 5000. De hecho, durante el curso pasado, 2009/2010, en España hubo 1.223 seminaristas, según la Conferencia Espiscopal. El rector de la institución jiennense se apoya en las conclusiones del Jóvenes españoles 2010 de la Fundación Santa María para dar algo de luz a la falta de motivación generalizada, aunque, eso sí, las causas , dice, no se pueden detallar ni generalizar: “El tipo de vida, más austero y sacrificado de los religiosos en comparación con el estilo de vida a que estamos acostumbrados, hacen difícil la posibilidad de optar por un compromiso a la vida religiosa”. Este informe también habla de cifras. Casi un 93% de los jóvenes afirma que se no se ha planteado nunca la posibilidad de la vida religiosa. No llega al 1% el porcentaje de jóvenes que piensa a menudo en ello, y casi el 5% dice habérselo planteado alguna vez. Pero, para el rector del Seminario de Jaén, la cuestión, su preocupación, no está en la cantidad, si no en la calidad de los “pastores” que se forman en el centro. “Es más importante que los que pasen por aquí sean buenos sacerdotes”, sentencia. Esta bajada en el número de seminaristas es también una de las preocupaciones del obispo de Jaén, Ramón del Hoyo. Así lo explica en su carta “El sacerdote, testigo de la misericordia de Dios”: “Necesitamos sacerdotes. Al escribir estas dos palabras me siento en la condición de un necesitado que pide ayuda a todos sus fieles: sacerdotes, consagrados, fieles laicos. La Iglesia de Jaén necesita de todos sus diocesanos para que el Seminario cumpla con sus objetivos, para que surjan y se fomenten las vocaciones y para que se cuiden, se desarrollen y lleguen a su término en el Seminario. Es imprescindible el protagonismo de los sacerdotes para que, con sus palabras y vida, sobre todo, ofrezcan ese don a los jóvenes. Las familias tienen un papel no menos relevante en estas llamadas. Que no duden en apoyar la vocación de sus hijos, si Dios os hace este regalo. Hago también esta llamada a los educadores cristianos, maestros, catequistas y profesores. Todos estamos llamados a renovar nuestro interés y afecto por los seminaristas y por quienes se preocupan y atienden su formación”.
    Entre otras razones que se apuntan en esta sucesiva bajada en las vocaciones, se suele hablar del Concilio Vaticano II, que marcó una renovación radical de la Iglesia Católica y con él se creó una sacudida que generó un descenso en el número de candidatos al sacerdocio en todo el mundo católico. Pero las causas son más complejas. Ellas se deben buscar también en el proceso de secularización que se gestó durante todo el siglo XX, la separación de la Iglesia y el Estado en muchas naciones católicas, la globalización de la economía y otros fenómenos que hicieron que en pocas décadas seminarios que antes tenían una cantidad considerable de estudiantes, estén en la actualidad casi vacíos. Pepi Galera