José Montané: 'Roselló nos ha legado un gran tesoro:la imagen de una época'

Inmaculada Espinilla/Jaén
'Ventanas de la memoria' es un libro que se acerca a la figura de Jaime Roselló Cañada, un fotógrafo 'amateur' que plasmó la sociedad jiennense. Sin embargo, José Montané Ramírez deja de lado la parte más biográfica para sumergirse en las técnicas y en el legado antropológico de una época de la historia.

    09 feb 2012 / 10:54 H.

    La obra, editada por Unicaja, se presentará el lunes.
    —¿Por que recomienda el libro?, ¿qué encontrarán sus futuros lectores?
    —Es un ensayo, no un texto literario, sobre una figura de la cultura de Jaén. Es un trabajo sobre la imagen, un análisis de la producción de un hombre muy longevo —vivió 95 años—, que utilizó el medio fotográfico con frecuencia. He hecho una recopilación de su quehacer, sobre todo, en un aspecto muy concreto. Instituciones y la prensa local publicaron muchas de sus imágenes, pero sufrió cierta degradación. Yo me centré en las fotografías “semanasanteras”. Las he buscado, analizado y autentificado. Ha sido una labor compleja. 
    —¿Cómo era Jaime Roselló?
    —Fue un personaje singular. No fue un profesional en el sentido estricto de la palabra, pero se construyó sus propias máquinas y se hacía sus líquidos. Trabajó la fotografía estereoscópica, en relieve. Era un artesano.
    —¿Por qué la fotografía “semanasantera”?
    —Refleja la sociedad de una época. Son, sobre todo, imágenes de los años cuarenta y cincuenta, aunque llega a los setenta. A mí me interesó la iconografía y yo me acercó a él desde el punto de vista antropológico, estético y técnico. Es un trabajo de documentación. La sociedad tiene un interés en preservar la memoria. Él se aproxima a personajes y lugares que ya no existen. La fotografía es pasado desde el mismo momento en que se toma. Son piezas fascinantes y muy frágiles que están en vías de desaparición.
    —En este caso, se trata de imágenes “semanasanteras” y de cómo lo vivía la sociedad.
    —Jaime Roselló Cañada refleja lo que acontece en la Semana Santa, aunque no es un libro sobre este tema, es un trabajo sobre la imagen y el pasado. Es un instrumento para analizar la sociedad. Jaén era una provincia, la Guerra Civil no estaba tan lejos y la sociedad tenía enormes dificultades y estaba temerosa. Yo estudio la imagen, su metodología, todo lo que le influye, la técnica, etcétera, por lo que puede ser una lectura compleja.
    —¿A quién se dirige al libro?
    —Por un lado a la gente de Jaén, que entenderá el contexto y las connotaciones y, también, a los alumnos de algunas disciplinas artísticas, ya que el libro se adentra en la técnica y en la forma de trabajar.  Para mí, la obra es una forma de agradecerle a Roselló su legado. Nos ha dejado un gran tesoro: la imagen de una época. Un cortijo lo puedes vender y el dinero lo gastas, pero una imagen tiene una gran riqueza inmaterial.