José Luis Alonso Viñegla publica narraciones extraordinarias de Lorca
Ignacio Frías /Jaén
El escritor lorquino afincado en Jaén José Luis Alonso Viñegla acaba de sacar a la luz un nuevo título: La ciudad del Sol. Narraciones extraordinarias. En él recoge las leyendas y hechos reales extraordinarios ocurridos en su Lorca natal, narrados con su brillante y ágil pluma.

El escritor lorquino afincado en Jaén José Luis Alonso Viñegla acaba de sacar a la luz un nuevo título: La ciudad del Sol. Narraciones extraordinarias. En él recoge las leyendas y hechos reales extraordinarios ocurridos en su Lorca natal, narrados con su brillante y ágil pluma.
—¿Por qué ese título La ciudad del sol?
—Es el sobrenombre con el que se conoce a Lorca. Tiene su origen en una leyenda de Homero, en la que los príncipes troyanos Helio y Brota fueron sus fundadores. Se llamó la ciudad de Helio, del Sol, y los romanos la llamaron Heliobroca. Más tarde los moros la denominaron “Lurka”, que significa “la batalla”, porque hubo una famosa batalla.
—¿Qué tipo de narraciones extraordinarias cuenta?
—Son relatos de frontera. Como los que existen en Alcalá la Real, en Sierra Mágina y en toda la zona fronteriza de la provincia de Jaén con el antiguo Reino de Granada. Este territorio estaba sujeto a algaradas, cabalgadas, correrías y pillajes tanto por parte de los musulmanes como de los cristianos. A raíz de los sucesos históricos surgieron una serie de leyendas que son las que yo recojo. Y también relato sucesos históricos reales de la frontera que son extraordinarios.
—¿Cómo están estructuradas las narraciones?
—Hay una primera parte medieval y una segunda de leyendas urbanas, de personajes que yo conocí a algunos de ellos, antihéroes desclasados, como podría serlo Piturda en Jaén o el Piyayo, que cuando hablaba, sentenciaba. También dedico una parte a los poetas lorquinos insignes como Heliodoro Puche o Mellado. Otro aspecto se refiere a la magia, santeros y curanderos. Al final nombro a unos cuantos troveros famosos. En Lorca el trovo es un cante tradicional. Trovar es cantar y el trovo es un verso cantado como hacían los antiguos juglares y trovadores.
—Usted tiene publicados varios libros, todos ellos relacionados, de alguna forma, con la Historia ¿Qué supone este libro para usted?
—Este es el libro de mi vida, el que yo desde pequeño quería escribir. En él recojo las leyendas que se estaban perdiendo y que se mantenían con la tradición oral, muchas de ellas las oí cuando era niño y otras con el paso del tiempo en mis visitas a Lorca.
—Las leyendas de frontera, con frecuencia, son historias que se repiten en diferentes lugares.
—Sí, en general son las mismas. Las leyendas da igual de dónde sean, lo que cambia es el pueblo. En muchos sitios hay una “encantá”, como La Tragantía de Cazorla que todavía está esperando que venga su padre a por ella. O la que hay en Jaén de “en la cabeza del toro está el tesoro” y hay quien dice que está a los pies de Jabalcuz. Todos esos tipos de leyendas son los que yo he recreado con personajes propios con perfiles históricos y de la época.
—¿Por qué incluye el lenguaje “panocho” en algunos pasajes del libro?
—El panocho es el lenguaje popular de la huerta murciana. He querido escribir en panocho porque me ha salido del corazón. Después de tantos años en Jaén he querido hacerle un guiño a mi tierra. En Lorca lo hablamos. Es castellano, con un poco de aragonés y catalán.