José Jiménez Fernández: 'Me guste o no, es verdad que Joselito es un mito del cine'
Ha abierto un nuevo episodio en el cine y ha retomado las riendas de su vida, pero su pasado no se borra: Joselito fue reconocido en el Certamen Nacional de Cortometrajes de Antequera -Málaga- como mito cinematográfico y volvió ayer a Beas de Segura, su pueblo, para celebrarlo.
—Ha llovido mucho desde El pequeño ruiseñor, pero parece que quienes vieron sus películas no lo olvidan.
—Todo el mundo me recuerda, pero sobre todo la gente joven, que me reconoce por la calle. Había muchos jóvenes, de dieciocho y veinte años, en el homenaje de Antequera. Es emocionante que lleven Doce cascabeles o Campanera como sintonía en sus móviles, aunque sé que sobre todo me conocen por mi paso por la televisión, en Supervivientes, La Caja o Cine de barrio.
—¿Considera que es un mito?
—Me guste o no es verdad que soy un mito del cine. Creo que es bueno. Cuando nos hacemos mayores, que la gente te quiera y te hagan homenajes nos hace mucha ilusión.
—Fue mundialmente famoso en su época. ¿Hubo alguien de su nivel después?
—El siguiente artista mundial fue Julio Iglesias, y luego llegó más gente, pero ningún niño. Ojalá hubiera salido una voz como la de Joselito y un actor nato para el cine, pero no creo que lo hubiera.
—Usted, sin embargo, cuando le cambió la voz, no pudo continuar su carrera de actor.
—En aquella época no se sabía aprovechar el talento en este país. En Estados Unidos, por ejemplo, otros niños prodigio, como Shirley Temple, continuaron su carrera de adultos. Ni a mí ni a Marisol nos supieron propiciar un bonito cauce para seguir nuestra trayectoria artística. Eso que ya éramos conocidísimos.
—¿Cómo fue para un niño sobrellevar la fama y, sobre todo, ver que se terminaba?
—Siempre es duro, porque luego llega la desbandada y todo el mundo sale zumbando, productores y apoderados. Y si eres pequeño, desemboca en un trauma, porque no es algo propio, sino que lo generan los demás. Te das cuenta de que te han utilizado. Es algo completamente ajeno a uno, y eso da más rabia.
—Ahora ha rehecho su vida. ¿Qué le gusta hacer?
—Ahora me dedico a hacer mis programas de televisión y canto en teatros. Los próximos días tengo varias actuaciones, en el Palacio de Congresos de Francia, en Avignon y en Barcelona, pero estoy centrado, sobre todo, en la tele. Hace poco participé en dos películas, en Spanish Movie y Torrente, y me gusta que los directores se acuerden de mí para pequeños papeles que saben que puedo desarrollar. Tengo una vida activa, pero relajada. Me dedico a viajar con mi mujer y otros caprichos que solo te puedes conceder con los años. También nado y corro a menudo.
—¿Cómo se siente en su pueblo?
—He estado algunos años por San Marcos y me siento muy querido, tanto por las autoridades locales como por mis vecinos. Incluso llegué a torear con el torero local. Noto el cariño de mi gente, y me gusta volver a menudo.
N. F. /Jaén