Jornadas lectivas más largas que eternizan los horarios
Jesús Vicioso Hoyo /Jaén
Lo primero que llama la atención a los jiennenses cuando recalan en otros países, ya sea por ocio o por estudios, es la diferencia de los horarios vitales, tanto los académicos como los de entretenimiento y comerciales.

Lo primero que llama la atención a los jiennenses cuando recalan en otros países, ya sea por ocio o por estudios, es la diferencia de los horarios vitales, tanto los académicos como los de entretenimiento y comerciales.
La vida va a otro ritmo y esto influye, y no poco, en el rendimiento formativo. Si las estadísticas dejaron claro que los españoles trabajamos más horas que en otros países europeos —como es el caso de la locomotora del continente, Alemania—, lo que queda en entredicho es el provecho de la jornada. Por eso, a pesar de que las carreras se equipararon con el proceso de convergencia europea de estudios superiores —el Plan Bolonia—, la asignatura pendiente son las planificaciones de las otras horas no lectivas.
Los estudios arrojan datos que invitan a la reflexión. Los alemanes concilian el sueño mientras que los españoles comienzan con la cena. Los suecos se levantan por la mañana hasta con una hora de antelación, aunque su entrada a clase se mueve en horas similares a los jiennenses. En Francia, los horarios son más aproximados, aunque con un cierto adelanto que modifica el acontecer diario. En Italia se come antes —el almuerzo llega sobre las doce del mediodía, dos horas y media antes que en el caso de los españoles; la cena es a las ocho en la península itálica, una hora antes, como mínimo, que en el caso de la ibérica— y durante menos tiempo.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estima que España se sitúa en la media de los países europeos tanto en estudio como en trabajo no retribuido —el diecinueve y el catorce por ciento del tiempo diario, respectivamente—, en cuidados personales —el cuarenta y seis por ciento— y en ocio —veintiún por ciento en España, una hora más que la media de la OCDE—. De hecho, los estudiantes españoles estudian más que alemanes, finlandeses, franceses, ingleses o italianos. Sin embargo, todos estos países ostentan mejores puestos en las clasificaciones académicas. Lo que más difiere son los momentos de descanso, que se prolongan más en el caso nocturno en nuestro país que en el resto. Por ello, el arranque matinal cuesta más.
Opiniones. “Nos cuesta levantarnos porque trasnochamos, comemos muy tarde y cuando vas a otros lugares ves que todo lo hacen más temprano, aunque dediquen el mismo tiempo para hacer lo mismo que hacemos nosotros. Quizá venga bien que apliquemos más el refrán de que ‘a quien madruga, Dios ayuda’. Solo hace falta ir fuera para comprobarlo”, afirma Antonio Moreno, estudiante de la UJA.
“A mí me gusta el horario español, quizá porque esté acostumbrada y no me imagino un cambio para amoldarme a las tradiciones de otros países”, asevera Juani Herrera, estudiante que estudia el grado de Administración y Dirección de Empresas. “Es cierto que a veces se hacen los días muy largos y que alargamos mucho lo que son las noches, por lo que cuesta trabajo despertarse, pero en general tenemos nuestro propio ritmo que no está mal”, dice la alumna de Beas de Segura.
Por su parte, Vera Pilloni, estudiante de Arquitectura de la Università degli Studi di Ferrara, que conoce bien las tradiciones horarias españolas, comenta: “Creo que en Jaén, como en el resto del país, la tarde se eterniza, se come muy tarde y de forma más pesada que en Italia, por lo que parece que se parte el día y que después del almuerzo hay otro día, cuando lo que hay es parte del mismo”.