Jornada dantesca por el fuerte viento y la lluvia torrencial
Después del inesperado respiro que la climatología dio a la Feria de San Lucas, con temperaturas prácticamente veraniegas, el invierno se ha instalado en la provincia haciendo estragos por la lluvia y el viento. La tregua ha sido un espejismo y, aunque las previsiones para estos días eran de fuertes precipitaciones, no fue posible prevenir el dantesco escenario en el que se convirtieron ayer numerosas calles de Linares y Bailén, los municipios más afectados con diferencia.
También en la capital jiennense el mal tiempo dejó su huella, pero más que el agua fue el fuerte viento el que causó estragos, con árboles caídos encima de coches o vallas arrugadas como simple papel. Las fuertes rachas de hasta 85 kilómetros por hora sembraron el caos en determinados momentos de las primeras horas de la jornada. Los servicios de emergencia del 112 recibieron más de ochenta llamadas prácticamente sólo en el transcurso de un par de horas de la mañana, lo que da idea de la magnitud del suceso, sobre todo en Linares, donde se registró el mayor número de incidentes.
En la parte positiva es preciso hacer referencia obligada al hecho de que sólo se hayan registrado daños materiales y, pese a que algunas calles se transformaron en auténticos ríos de más de medio metro de altura, ninguna persona sufrió heridas de consideración. Con todo, la recuperación se presenta larga y complicada, a tenor de las toneladas de barro y lodo que todavía quedan por recoger de las casas, sótanos o garajes de los edificios auténticamente anegados. Miembros de la Policía loca, Guardia Civil, Protección Civil y los propios vecinos trabajan a destajo en unos duros momentos en los que todo el apoyo público es más que necesario. Después, con la calma que da recobrar la normalidad, será el momento de evaluar los daños y, si es preciso, exigir responsabilidades en caso de que las haya.