Jiennenses se aferran a trabajos por horas para lograr ingresos
Los trabajos por hora representan soluciones para jiennenses que, dada la coyuntura económica, no se consolidan en el mercado, como jóvenes que sueñan con independizarse o padres que buscan conciliar su vida profesional y familiar. El 36% de los contratos que se firmaron en 2013 fueron a tiempo parcial.
“Yo llevo siete años poniendo carteles y no consigo nada. Estoy harta. A veces alguien me llama, pero acaba en nada”. Magdalena —prefiere no especificar su apellido, como en muchos casos consultados por este periódico— publica su número en la calle para ofrecerse como limpiadora, cuidadora y, prácticamente, asistenta del hogar, aún sin éxito. Su meta no es ya una nómina, sino trabajos temporales. O, más limitado aún: por horas. Asunción, de 18 años, trabaja de camarera en una discoteca. “Solo un día a la semana”, asegura. Tiene 18 años y le gusta el mundo de la moda. Se anuncia, con vistas a lograr un empleo, así en la Red: “Soy modelo de fotografía y pasarela. Disponibilidad horaria. Soy una chica muy responsable con muchas ganas de trabajar y, ante todo, muy puntual”.
Pero hasta el empleo por horas está complicado. Y competido. Ana, de 47 años, sí tiene uno. Trabaja como limpiadora en varios hogares de la capital jiennense. Lleva ya 10 años. Cobra 11 euros por 60 minutos. “Cuando mis hijos eran pequeños me dedicaba exclusivamente a cuidarlos. Crecieron y pensé en ganar algún dinero. No es que me vea obligada a hacerlo, pero me viene bien”, agrega. “No tengo opciones sin el graduado escolar. Así puedo conciliar mi vida familiar y profesional. Conozco a mucha gente que también lo hace”, asegura. Sin contar a quienes no están dados de alta en la Seguridad Social, el 36% de los contratos que se firmaron en 2013 fueron a tiempo parcial, según los datos del INE. Los “minijobs” crecen en Jaén.
Lorena Fernández, técnica superior de Educación Infantil: "Cuidé a niños durante un año en Ibiza"
No ha olvidado Lorena Fernández García, de 22 años, el año que residió en las Islas Baleares. La razón, allí tuvo una suerte de trabajo remunerado, conquista que hoy, ya como técnico superior de Educación Infantil, parece una quimera. “Mis padres trabajaban en Ibiza. Yo cuidaba a dos hijos de un matrimonio. Me pagaban cinco euros la hora”, recuerda. La cantidad, mínima, le era entonces capital: “Ese dinero me permitía no depender totalmente de mis padres”. Fernández añora aquella época laboral, pues su situación ha empeorado. “Ahora solo trabajo una semana al mes: llevo a una menor al colegio”, dice, resignada. Le pagan cinco euros por media hora. Hace unos meses trabajó en una guardería. “Eran cinco horas al días. Cubrí a una empleada que se dio de baja”, señaló. Fue una de sus mejores momentos en el mundo laboral. Tras perderlo optó por una válvula de escape recurrente cuando, co-mo ahora, la contratación es muy remota: poner carteles para ofrecerse como cuidadora. “Para independizarme necesito algo más”, concluye.
Encarnación Molina, temporera: "Limpio casas porque necesito más ingresos"
Temporera del olivar en la provincia, Encarnación Molina Marchal, de 29 años, necesita más ingresos para vivir además de sus jornales. Los trabajos de limpieza que realiza en distintos hogares de la capital jiennense le reportan las ganancias que precisa. “Es la única manera de conseguir un dinero que no puedo lograr de otra forma,”, explica la temporera. “Como está todo tan mal, quienes contratan piden que el candidato al trabajo tenga un mínimo de estudios y experiencia”, comenta. La temporalidad en el empleo tiene, según comenta, una ventaja: flexibilidad a la hora de planificar su tiempo, su vida. “Yo no limpio toda la semana, descanso los martes y los viernes”. La duración de una jornada de Molina varía desde tres horas y media hasta cinco”, especifica. En verano capta “algunos clientes más”. “A mí no me va mal, pero la recolecta olivarera es mucho más rentable. Si limpio es porque lo llevo haciendo toda la vida. La gente ya me conoce”, esgrime. Molina abandonó pronto los libros. Ahora quiere sacarse el graduado de la ESO.
Carmen La Torre Barranco, ama de casa: "Puedo conciliar mi vida familiar y laboral"
Trabaja una hora cada día, de lunes a domingo, en Restaurante Catering La Cazuela Andaluza, de Alcaudete. Carmen La Torre, de 37 años, lleva en su puesto cuatro años. “Lo complemento con la campaña de la aceituna. La ‘fórmula’ me sale rentable. Y puedo conciliar mi vida familiar y laboral”, celebra. La Torre tiene tres hijos —de 14, 12 y 8 años— que requieren su atención. “Compagino mi empleo temporal con tareas agrícolas relacionadas con el olivar que hago junto con mi marido”, comenta. La Torre, pues, cumple con su objetivo: genera ingresos en su familia, al tiempo que cuida de sus menores. La jiennense apuesta por continuar su “fórmula”. “Quiero continuar así, porque estoy muy a gusto en mi empresa”, afirma. La Torre ya trabajó los tres años anteriores en La Cazuela Andaluz cuatro horas a la semana. “También he limpiado en casas en el pasado. Hay muchas personas que no tienen para comer y que daría lo que fuese por tener una hora de trabajo al día”, asegura en relación al empleo en la provincia y en España.
Pilar Ceballos, maestra de Educación Pública: "Mi iré fuera de España, aquí no cotizo"
Casada desde el verano, Pilar Ceballos García necesita una situación (económica) más estable que la que propicia dar clases particulares de prácticas deportivas. Trabaja 5 días a la semana, pero no más de 2 horas por jornada. “Es una manera de ganar dinero por mi cuenta”, señala una jiennense de 25 años que emigrará, en junio, a Reino Unido. “Me voy con mi marido, Raúl López Gallardo. Queremos ganarnos la vida fuera”, expresa. El esposo, de 26 años, también trabaja por horas en el restaurante de su madre. “Y tiene faenas agrícolas durante el año”, apunta López. Ambos necesitan cotizar. Y en España, lo ven muy complicado. “Aquí hay mucha gente que paga en negro, que no te ayuda nada. Estamos muy descontentos con la situación que vivimos. Y eso que, afortunadamente, nosotros tenemos algo. Nos vamos, porque buscamos una oportunidad”, reflexiona Ceballos, quien añade: “En mi casa nunca ha faltado trabajo; ahora solo un miembro de los cinco tiene empleo. Si no lo pasamos mal es porque tenemos hortaliza y gastamos menos”.
“Yo llevo siete años poniendo carteles y no consigo nada. Estoy harta. A veces alguien me llama, pero acaba en nada”. Magdalena —prefiere no especificar su apellido, como en muchos casos consultados por este periódico— publica su número en la calle para ofrecerse como limpiadora, cuidadora y, prácticamente, asistenta del hogar, aún sin éxito. Su meta no es ya una nómina, sino trabajos temporales. O, más limitado aún: por horas. Asunción, de 18 años, trabaja de camarera en una discoteca. “Solo un día a la semana”, asegura. Tiene 18 años y le gusta el mundo de la moda. Se anuncia, con vistas a lograr un empleo, así en la Red: “Soy modelo de fotografía y pasarela. Disponibilidad horaria. Soy una chica muy responsable con muchas ganas de trabajar y, ante todo, muy puntual”.
Pero hasta el empleo por horas está complicado. Y competido. Ana, de 47 años, sí tiene uno. Trabaja como limpiadora en varios hogares de la capital jiennense. Lleva ya 10 años. Cobra 11 euros por 60 minutos. “Cuando mis hijos eran pequeños me dedicaba exclusivamente a cuidarlos. Crecieron y pensé en ganar algún dinero. No es que me vea obligada a hacerlo, pero me viene bien”, agrega. “No tengo opciones sin el graduado escolar. Así puedo conciliar mi vida familiar y profesional. Conozco a mucha gente que también lo hace”, asegura. Sin contar a quienes no están dados de alta en la Seguridad Social, el 36% de los contratos que se firmaron en 2013 fueron a tiempo parcial, según los datos del INE. Los “minijobs” crecen en Jaén.
No ha olvidado Lorena Fernández García, de 22 años, el año que residió en las Islas Baleares. La razón, allí tuvo una suerte de trabajo remunerado, conquista que hoy, ya como técnico superior de Educación Infantil, parece una quimera. “Mis padres trabajaban en Ibiza. Yo cuidaba a dos hijos de un matrimonio. Me pagaban cinco euros la hora”, recuerda. La cantidad, mínima, le era entonces capital: “Ese dinero me permitía no depender totalmente de mis padres”. Fernández añora aquella época laboral, pues su situación ha empeorado. “Ahora solo trabajo una semana al mes: llevo a una menor al colegio”, dice, resignada. Le pagan cinco euros por media hora. Hace unos meses trabajó en una guardería. “Eran cinco horas al días. Cubrí a una empleada que se dio de baja”, señaló. Fue una de sus mejores momentos en el mundo laboral. Tras perderlo optó por una válvula de escape recurrente cuando, co-mo ahora, la contratación es muy remota: poner carteles para ofrecerse como cuidadora. “Para independizarme necesito algo más”, concluye.
Temporera del olivar en la provincia, Encarnación Molina Marchal, de 29 años, necesita más ingresos para vivir además de sus jornales. Los trabajos de limpieza que realiza en distintos hogares de la capital jiennense le reportan las ganancias que precisa. “Es la única manera de conseguir un dinero que no puedo lograr de otra forma,”, explica la temporera. “Como está todo tan mal, quienes contratan piden que el candidato al trabajo tenga un mínimo de estudios y experiencia”, comenta. La temporalidad en el empleo tiene, según comenta, una ventaja: flexibilidad a la hora de planificar su tiempo, su vida. “Yo no limpio toda la semana, descanso los martes y los viernes”. La duración de una jornada de Molina varía desde tres horas y media hasta cinco”, especifica. En verano capta “algunos clientes más”. “A mí no me va mal, pero la recolecta olivarera es mucho más rentable. Si limpio es porque lo llevo haciendo toda la vida. La gente ya me conoce”, esgrime. Molina abandonó pronto los libros. Ahora quiere sacarse el graduado de la ESO.
Trabaja una hora cada día, de lunes a domingo, en Restaurante Catering La Cazuela Andaluza, de Alcaudete. Carmen La Torre, de 37 años, lleva en su puesto cuatro años. “Lo complemento con la campaña de la aceituna. La ‘fórmula’ me sale rentable. Y puedo conciliar mi vida familiar y laboral”, celebra. La Torre tiene tres hijos —de 14, 12 y 8 años— que requieren su atención. “Compagino mi empleo temporal con tareas agrícolas relacionadas con el olivar que hago junto con mi marido”, comenta. La Torre, pues, cumple con su objetivo: genera ingresos en su familia, al tiempo que cuida de sus menores. La jiennense apuesta por continuar su “fórmula”. “Quiero continuar así, porque estoy muy a gusto en mi empresa”, afirma. La Torre ya trabajó los tres años anteriores en La Cazuela Andaluz cuatro horas a la semana. “También he limpiado en casas en el pasado. Hay muchas personas que no tienen para comer y que daría lo que fuese por tener una hora de trabajo al día”, asegura en relación al empleo en la provincia y en España.
