Jesús Hernández: “Si la tecnología se hace inaccesible genera exclusión”

Nació en Jaén y, a los 4 años, sus padres se trasladaron a Linares, donde vivió hasta los 18. Luego fijó su residencia en Madrid, y hasta hoy. Jesús Hernández-Galán es doctor ingeniero de Montes. Ha realizado diversos programas de postgrado, entre los que destaca un MBA y un máster en Gestión Medioambiental. También hizo un programa de dirección general por la escuela de negocios IESE y un “Executive Certificate in Global Management” por la Thunderbird School of Global Management, de Arizona (EE UU).

22 nov 2015 / 10:29 H.


En la actualidad, desde 2003, es el director de Accesibilidad Universal de la Fundación ONCE. Trabajó como consultor independiente en accesibilidad a espacios naturales protegidos. Es vicepresidente de la European Network for Accesible Tourism y presidente de la plataforma tecnológica eVIA (Vida independiente y Accesibilidad). Dirige el Congreso Internacional de Turismo para Todos. Es director del máster en Economía Social de la Escuela de Organización Industrial y dirige el máster de Accesibilidad Universal y Diseño para Todos de la Universidad de Jaén. En 1989 tuvo un fatal accidente en una piscina que lo dejó parapléjico y, desde entonces, se desplaza en una silla de ruedas.
—¿El accidente que sufrió determinó, de alguna forma, su decisión de dedicarse a temas de accesibilidad?  
—Sí. Fue a partir de ahí. Estaba estudiando segundo de carrera y dirigí mi actividad profesional a aspectos de accesibilidad. Intentaba conjugar mi situación personal con el desarrollo profesional.

—¿En qué consiste su trabajo en la Fundación ONCE?  
—Básicamente, la actividad que desarrollo es la de diseñar las políticas de accesibilidad y poner en marcha proyectos. Trabajamos en diferentes ámbitos, en el de la accesibilidad arquitectónica, urbanística, del transporte; en el ámbito de la tecnología y en el del ocio y la cultura.  

—¿Qué tipo de proyectos son?  
—Todos los proyectos que ponemos en marcha son muy transversales. Trabajan la accesibilidad de una forma desde un punto de vista global y con un enfoque muy transversal. Cuando ponemos en marcha un proyecto de turismo tenemos que tener en cuenta toda la accesibilidad y ponemos en marcha la arquitectura, el urbanismo, el transporte, la tecnología que pueda ponerse a disposición del usuario para mejorar la calidad de vida. Se pone en marcha a un equipo importante de profesionales que se encargan de realizar todos estos proyectos.

—Trabajar para la Fundación ONCE con temas de accesibilidad debe ser el lugar más idóneo para desarrollarse profesionalmente. ¿No es así?
—Desde luego. La Fundación ONCE a mí me ha permitido desarrollarme profesionalmente. Gracias a ella, muchas personas con discapacidad podemos trabajar el día a día.

—El asunto de la accesibilidad en los municipios parece que no acaba nunca de solucionarse, pues, hoy día, hay colectivos que se quejan de las barreras arquitectónicas. Se avanza, pero no deja de ser una asignatura pendiente.
—Efectivamente. Desde finales de la década de los 90 del siglo XX estamos trabajando en la eliminación de las barreras arquitectónicas, urbanísticas y de transporte. Falta aún mucha sensibilización.

—¿Que tipo de sensibilización?  
—Tanto de tipo político como en los profesionales que están en el día a día de la gestión de una ciudad. hablo de arquitectos, aparejadores, ingenieros... Todos esos profesionales que están gestionando el día a día del urbanismo, la arquitectura o el transporte. Esa sensibilización se consiguió hace mucho tiempo, antes de que estuviera yo aquí incorporado en el trabajo que estoy haciendo. Se trataba de un convenio de colaboración con el Inserso que supuso el gran cambio en materia de accesibilidad.

—¿Qué supuso ese convenio?  
—Un cambio de mentalidad. De estar a la cola de Europa a ponernos a la cabeza en materia de accesibilidad durante todos estos años. Ha sido un convenio en el que se han destinado unos 120 millones de euros a diferentes edificios para mejorar la accesibilidad en nuestro país.

—¿Ha habido una relajación, quizá? ¿Qué pasa con las administraciones públicas?
—Es que todos estos técnicos y profesionales dependen de las administraciones públicas locales. Respecto a la labor de docencia y de formación, hace dos años hicimos un curso en Linares para técnicos, que tuvo muchísimo éxito. Asistió más de un centenar de profesionales de toda la provincia. Ese es el objetivo, conseguir sensibilizarles.

—Daba la sensación de que el tema de las barreras arquitectónicas, urbanísticas y de transporte estaba ya resuelto. Pero, parece ser que no.
—No. No está resuelto. Queda todavía para resolverlo. Aún se sigue construyendo con carencias importantes de accesibilidad. Y esto, como decía, se debe a una falta de formación de los profesionales.

—Dice que España, en un momento dado, dio un salto cualitativo y se puso a la cabeza de Europa en la eliminación de las barreras arquitectónicas. ¿Mantiene esa tónica a pesar de la falta de sensibilización de algunos profesionales?  
—Sí. España sigue a la cabeza de Europa. Eso no lo decimos nosotros. Lo dice la propia Comunidad Europea. Hay unos premios, Ciudad Accesible, que los entrega la Unión Europea. Llevan cinco ediciones y España está entre las ganadoras, finalistas o menciones especiales.

—¿Qué países le siguen?  
—El siguiente país es Alemania con cuatro ciudades y, los siguientes son Suecia y Polonia con tres. Eso demuestra que estamos, por ahora, a la cabeza de Europa.

—¿Cuál es la causa para que haya cambiado la tónica?  
—La crisis económica ha supuesto un parón importante de la inversión en materia de accesibilidad.

—¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en la accesibilidad y en las personas discapacitadas?  
—Las nuevas tecnologías tienen un doble papel. Pueden tenerlo de potenciadoras de capacidades. También el de la inclusión de las personas con discapacidad en todos los ámbitos, porque la tecnología afecta de forma transversal a toda nuestra vida, en el hogar, en la formación, en la educación, en el trabajo, en la movilidad... en todos los ámbitos. Si la tecnología se hace inaccesible genera una exclusión de las personas con discapacidad. En cambio, si es accesible lo que genera es inclusión.

—¿Qué proyectos lleva a cabo en la Fundación ONCE?  
—Estamos analizando en qué situación se encuentran nuestros municipios, el mercado laboral, el trabajo, el transporte, el turismo... Esto nos sirve para conocer la realidad y el camino que estamos recorriendo, y si lo recorremos de una forma óptima.  Otro de los proyectos son acciones formativas para la capacitación técnica. En lo que comenté que hicimos el año pasado en Linares sobre la sensibilización, participaron más de 800 técnicos digitales. También celebramos diferentes jornadas por toda España. Ese elemento es para nosotros fundamental, formar a la gente para que cuando desarrolle su labor profesional incorpore la accesibilidad. Eso es fundamental. Otro de los ámbitos que estamos haciendo es la elaboración de manuales técnicos y la prestación de asesoramiento técnico a diferentes instituciones. Trabajamos de una forma muy intensa a través de congresos, eventos, foros...

—¿Cuál es el papel de la Universidad en todo esto?  
—En la Universidad de Jaén dirijo un máster de “Smart City” y accesibilidad. Es el único que existe en el ámbito internacional. El papel de la Universidad es fundamental por incluir el diseño para todos en sus currículos formativos. Como comentaba, una de las grandes carencias que tienen las ciudades en estos momentos es por la falta de formación de nuestros técnicos. Si conseguimos que en la Universidad se forme a la gente habremos avanzado muchísimo.