Jesús gracias de nada
—Nuremberg será su primera experiencia internacional. ¿Cómo surgió la oportunidad?
—Me llamaron desde Nuremberg porque había estado tocando en Córdoba unos días antes, ciudad de la que son dos de los tres músicos de la banda. Ha sido una sorpresa que no me esperaba y, además de la experiencia de tocar allí, aprovecharemos para conocer Praga, que está a unos 300 kilómetros.
—¿Han preparado algún repertorio especial?
—Por ahora, no hemos pensado nada muy especial, llevaremos el repertorio acústico que hemos hecho en los últimos conciertos aquí y seguro que, durante el vuelo, algo se nos ocurrirá. Tendré que aprenderme algo en alemán.
—De alemán, nada, ¿no? Al cantar en español, con el peso que tienen las letras, no van a conocer los alemanes a Jesús Gracias de Nada cien por cien.
—Danke y... ya está. Y sí, claro, en mi música la letra es un punto fuerte, pero imagino que cuando me han llamado, algo habrán visto de interés en lo que hago.
—Los últimos meses, desde principios de año, ha estado por Madrid abriéndose camino. ¿Cómo ha ido?
—Madrid ha sido una experiencia increíble. He estado en muchísimas jam session, he conocido a grandes músicos y me han salido bastantes conciertos acústicos. Comenzando de cero allí también, pero con sensaciones muy buenas, por lo que estoy deseando volver en septiembre para continuar.
—En estos meses, no solo ha pasado por Madrid.
—También me he tomado un mes de paréntesis de la música, en junio. Me fui un mes a Ibiza a trabajar en el campo, para desconectar.
—Allí fue donde comenzó a componer y cantar.
—En Ibiza empecé, y la primera canción que compuse fue Campesino, de lo que curiosamente he acabado trabajando. No me llevé la guitarra ni nada y he desconectado, pero sí que es verdad que la eché de menos. Lo necesitaba porque llevo casi tres años sin parar y quería desconectar, sobre todo, de los últimos cuatro meses en Madrid.
—Y en los próximos meses, ¿qué planes tiene, habrá canciones y disco nuevo?
—Tenemos grabado el disco del premio de Desencaja y lo queremos presentar en otoño, aunque aún no sabemos cómo lo haremos. Ahora en lo que trabajo es en componer para lo que será el primer LP.
—Me llamaron desde Nuremberg porque había estado tocando en Córdoba unos días antes, ciudad de la que son dos de los tres músicos de la banda. Ha sido una sorpresa que no me esperaba y, además de la experiencia de tocar allí, aprovecharemos para conocer Praga, que está a unos 300 kilómetros.
—Por ahora, no hemos pensado nada muy especial, llevaremos el repertorio acústico que hemos hecho en los últimos conciertos aquí y seguro que, durante el vuelo, algo se nos ocurrirá. Tendré que aprenderme algo en alemán.
—Danke y... ya está. Y sí, claro, en mi música la letra es un punto fuerte, pero imagino que cuando me han llamado, algo habrán visto de interés en lo que hago.
—Madrid ha sido una experiencia increíble. He estado en muchísimas jam session, he conocido a grandes músicos y me han salido bastantes conciertos acústicos. Comenzando de cero allí también, pero con sensaciones muy buenas, por lo que estoy deseando volver en septiembre para continuar.
—También me he tomado un mes de paréntesis de la música, en junio. Me fui un mes a Ibiza a trabajar en el campo, para desconectar.
—En Ibiza empecé, y la primera canción que compuse fue Campesino, de lo que curiosamente he acabado trabajando. No me llevé la guitarra ni nada y he desconectado, pero sí que es verdad que la eché de menos. Lo necesitaba porque llevo casi tres años sin parar y quería desconectar, sobre todo, de los últimos cuatro meses en Madrid.
—Tenemos grabado el disco del premio de Desencaja y lo queremos presentar en otoño, aunque aún no sabemos cómo lo haremos. Ahora en lo que trabajo es en componer para lo que será el primer LP.
