Jerónimo Jiménez: “Jaén es la cuna del aceite y una marca muy conocida”

Se suele decir que a perro flaco todo son pulgas. A los estragos en el consumo de la crisis económica se le sumó varias operaciones de cadera y un ictus. Jerónimo Jiménez se repuso de las heridas de guerra, pero en el camino había caído su buque insignia, su gran proyecto empresarial, Doña Jimena. Pero, como de casta le viene al galgo, una vez recobró la salud de cuerpo y mente, no tardó en echar a andar otro gran sueño: la empresa oleícola Reales Castillos de Jaén. Si a Joaquín Costa y a otros regeneracionistas les dolía España, a Jerónimo Jiménez le duele Jaén en sus entrañas y su proyecto no podía ser otro que el producto estrella de esta tierra, el aceite de oliva y su comercialización ocupa un lugar determinante. En este sueño, que es una realidad desde hace un año, está embarcado este empresario de Alcaudete. Su empresa de aceites se encuentra ubicada en Torredonjimeno. Jerónimo Jiménez, ingeniero agrónomo y exfuncionario del Ministerio de Agricultura, es un empresario nato y un comerciante de los que disfruta con todo el proceso de venta.

08 nov 2015 / 09:42 H.



—Es evidente que es usted una persona inquieta y si tiene un proyecto que ve viable no duda en ponerlo en marcha.  
—Tengo 74 años. Estoy jubilado. Me encuentro bastante bien física, mental y psicológicamente. Y estoy en plena capacidad de poder atender cualquier proyecto. Sobre todo tengo algo que es fundamental en mi vida en estos momentos y es que cada día tengo un proyecto que hacer. No he perdido las ganas de hacer algo. Todos los días me levanto con algo que tengo que hacer.

—¿Qué tipo de proyectos?  
—En este momento tengo un proyecto: tratar de vender aceite envasado. Algo que en la provincia de Jaén ha sido siempre fundamental para toda la sociedad jiennense. Dejar de vender el aceite en cisternas y venderlo en botellas y envasado. Ese es mi proyecto. Es muy pequeñito frente al gran proyecto que he tenido durante toda mi vida, relacionado con los productos “Doña Jimena”.
—¿Cuál considera que es el gran problema crónico del aceite de oliva jiennense?  
—Mi familia es productora de aceitunas. Durante toda la vida lo que hemos hecho es producir aceitunas, llevarlas a una cooperativa, molerlas, desentendernos y al final se liquidaba el valor de la aceituna. Lo que se estaba haciendo era vender nuestro aceite en cisternas, no sabemos ni a quién ni a cómo, para que unos terceros o unos cuartos o unos quintos lo envasaran en botellas, en unidades de consumo para los consumidores. Ningún consumidor consume una cisterna de aceite. Los consumidores consumimos botellas, chorreoncitos... Adquiere un producto alimenticio envasado y listo para consumir. Lo que estoy haciendo es que, en lugar de vender el aceite de mi familia en cisternas, lo vendo en botellas, en minidosis, directamente para el consumo.

—¿Cuál ha sido su planteamiento como empresario?  
—Lo primero que he hecho es analizar el mercado. Nosotros tenemos toda la gama de tipos de aceite envasado según las necesidades del consumidor. Desde la garrafa de 5 litros, que es el consumo familiar que tiene una ama de casa, hasta la minidosis de 10 mililitros. Tenemos toda la gama, botellas de cristal, de PET, le litro, de cuarto.
 
—Todo eso ya existe en el mercado. ¿Qué aporta de novedoso?
—En estos momentos estoy trabajando en una botella de regalo para los asistentes a las bodas.

—¿Qué tipo de botella?  
—Es una botella muy bonita, muy atractiva, pequeñita, de un cuarto de litro y que tiene un recuerdo que dice: enlace de Ana y Julio, por poner un ejemplo. Todas las necesidades de aceite envasado las tenemos peparadas en nuestra compañía.

—También presentó usted, no hace mucho, un producto novedoso en la gama de desayunos.
—Sí. Hemos sacado un nuevo producto que se llama “Desayuno mediterráneo”. Es aceite de oliva virgen extra al que se le incorpora omega3 para potenciar muy mucho los efectos cardiológicos buenos que tiene el aceite de oliva. El omega3 es un aceite del pescado que tiene unos beneficios enormes para el organismo. Lo hemos incorporado a nuestra empresa Reales Castillos de Jaén, que es la marca del aceite que vendemos.

—¿Por qué ...“de Jaén”?  
—Porque Jaén es la cuna del aceite. Es una marca y la hemos incorporado a la nuestra. Ese es el marco general de este negocio. Jaén se conoce bien como zona productora de aceite de oliva.

—¿Por qué decidió embarcarse en el mundo del aceite y no en otro sector con más posibilidades?  
—Hay varias circunstancias. Primero, porque tenemos aceite propio. La familia tiene fincas de olivos, produce aceitunas y aceite. Segundo, porque es un reto que toda la provincia de Jaén tiene y que lo lleva teniendo de toda la vida y que lamento enormemente que lo siga teniendo. Porque ser, en el mundo, la provincia más productora de aceite de oliva, que es un alimento fundamental para el ser humano y para los que somos de Jaén, como yo, que siento Jaén hasta en mis propias venas, se tenga que vender en cisternas, ante unos terceros, ya hay gente que envasa aceite de Jaén en Nueva Zelanda y lo vende en Estados Unidos. En otros productos del mundo que tienen denominación de origen no se da la situación jiennense. El vino de Burdeos se produce, embotella y se vende en Burdeos. Cuando en cualquier restaurante del mundo se pide una botella de Burdeos, te traen una de vino que está cosechado, producido y envasado en Burdeos. Con el aceite de oliva de Jaén no pasa eso, porque aquí no hay marca, solo hay aceite y es una pena. Hay un valor añadido importantísimo que se va de Jaén. Ese ha sido el motivo fundamental por el cual yo me he metido en este negocio del aceite.

—¿Tiene almazara propia?  
—No, de momento no. Tenemos una asociación con una almazara muy preciosista y especial, muy al estilo de nuestra marca, el Cortijo El Madroño, y ahí molemos y envasamos.

—¿Qué variedad de aceituna producen ustedes?  
—Trabajamos con toda la variedad de aceite que hay en el mercado. Tenemos picual, alberquina, hojiblanca, carrasqueño... Todos los olivos que producen un aceite que tiene demanda en el mercado. El sabor de nuestro aceite es especial. Es el sabor Reales Castillos de Jaén.

—¿Cuándo creó esta empresa?  
—El año pasado. Cuando salí de un importante paréntesis en mi vida. He estado cuatro años prácticamente paralizado. He tenido una infección en la cadera derecha, con cuatro operaciones. Tuve lo mismo que el Rey Don Juan Carlos. Me operaron tres días antes que a Su Majestad. Me abrieron cuatro veces la cadera derecha, hasta que atinaron y ya ando bastante bien. Después también tuve un ictus, aunque fue leve. En ese periodo de tiempo ocurrió también el proceso concursal de Doña Jimena, y no pude asistir al trasvase de la firma Doña Jimena a los nuevos propietarios actuales.

—¿Cómo recuerda hoy todo eso?  
—Para mí ha sido un proceso triste, pues ha sido el trabajo de 50 años. Doña Jimena estaba establecida, prácticamente, en el mundo entero. Teníamos empresas en Miami, en México, en Argentina y en Toledo, con más de 500 personas a mi cargo. En Alcaudete hay un barrio entero de gente de Doña Jimena que se han hecho casas, pues más de 300 vecinos trabajaban en la empresa.

—¿Cuándo se creó Doña Jimena?  
—En 1961. La creó mi padre. Yo estaba en Madrid como ingeniero agrónomo en el Ministerio de Agricultura. Salí de Jaén en 1958 y, más tarde, dejé de ser funcionario para venirme a Alcaudete, en 1977, a llevar la empresa Doña Jimena. Mis hijos nacieron en Madrid.

—¿Son merengues o colchoneros?  
—Del Real Madrid. Yo y otros amigos llegamos a tener un palco en el Bernabéu. Cuando me vine lo dejé. Hoy valdría una millonada.