Javier Anguita podrá abrazar a su familia gracias al tercer grado

Parece que fue ayer cuando Javier Anguita Segura ingresó en el Centro Penitenciario de Jaén y, sin embargo, han pasado cincuenta días. El jiennense, que tuvo que entrar en prisión por un delito menor después de rehacer su vida y estar rehabilitado, consigue hacer realidad su sueño: el tercer grado. El martes podrá abrazar a su familia.

11 abr 2014 / 22:00 H.


En su casa hay una alegría desbordada. A sus padres les ha cambiado la cara, sus hermanos dan saltos de júbilo y su mujer está como subida en una nube. La Junta de Tratamiento de la cárcel emitió ayer su “veredicto” y aceptó la solicitud del tercer grado. Reúne todos los condicionantes necesarios para dejar de estar privado de libertad a partir del próximo martes: buen comportamiento, una vida normalizada en la calle y un puesto de trabajo esperándolo.
Javier Anguita ingresó en prisión para cumplir una condena de seis meses por un delito de amenazas que cometió hace seis años y medio. Recibió el aviso de cumplimiento de pena por sorpresa. Él, que evitó la cárcel a cambio de conseguir salir de la droga, creía que tenía superado el trance hasta que, hace unos meses, recibió una carta que lo llevaba directamente entre rejas. Lo que ocurrió fue que abandonó el tratamiento “oficial” de Proyecto Hombre antes de tiempo y, aunque hoy es un hombre totalmente rehabilitado, para la Justicia constaba como un incumplidor.
Este jiennense, que consiguió casarse, tener dos hijos, un trabajo y una vida nueva, tuvo que entrar en el Centro Penitenciario de Jaén sin que nada ni nadie lo pudiera remediar.
Su familia no ha parado, desde entonces, de luchar para conseguir la libertad vigilada. Su hermana, María de los Ángeles, y su esposa, Ana Lechuga, fueron las impulsoras de una plataforma para recoger firmas de apoyo al tercer grado. Ayer tuvieron la respuesta a tanto esfuerzo.
La propuesta de la Junta de Tratamiento consiste en la aplicación de una pulsera telemática para vigilar a Javier Anguita hasta que se dé por cumplida la condena. Ana Lechuga explica que los trámites para la implantación de este sistema suelen tardar aproximadamente un mes. Lo normal es que su marido siguiera interno hasta entonces. Lo que ocurre es que gracias a un contrato de trabajo, en una empresa del polígono de Los Olivares, conseguirá salir de prisión el próximo martes. Hasta que la pulsera llegue a la capital —tiene que aprobarla y enviarla la dirección central de Instituciones Penitenciarias de Madrid—, Javier Anguita tendrá que pernoctar en la cárcel. “Para mí eso ya es pan comido”, admite su esposa.
El director del Centro Penitenciario de Jaén, Juan Mesa, desconocía ayer la resolución de la Junta de Tratamiento. Sin embargo, dijo a este periódico que si la propuesta es la que confirma la familia es porque Javier Anguita reúne todos los factores necesarios para ello, fundamentalmente, el buen comportamiento. “Tengo constancia de que ha sido ejemplar”, subrayó.     
de celebración. Su familia está que no cabe en sí misma de alegría. Su hermana, que este año no tenía previsto celebrar su 33 cumpleaños ante la ausencia de su hermano, prepara con alegría un evento que servirá para festejar que vuelven a estar todos juntos.  
Ana Lechuga dice que está segura de que lo primero que hará cuando salga de prisión será abrazar a sus hijos y acompañarlos, como cualquier día, a la guardería. Les ha prometido un fin de semana en la playa como recompensa a tanto sufrimiento. “Otra de las cosas que quiere hacer es visitar a la Virgen de la Cabeza. Por lo visto un sacerdote le dio una estampa y le dijo que le pidiera para lograr el tercer grado. Ahora quiere ir hasta Andújar para agradecérselo”, indica. Lo que está claro es que Javier Anguita verá la vida de otra manera.