"Jamás lo quise matar"
Vi lo que vi”, aseguró Enrique A. P., que fue detenido, el 26 de mayo de 2011 en Alcaudete, como sospechoso de haber matado a José Gutiérrez Rueda, de 56 años, y conocido constructor alcaudetense. El fallecido era jefe del encausado, además del amante de su mujer. El juicio sobre estos hechos se celebra en la Audiencia de Córdoba, puesto que el crimen fue consumado en un área de descanso de Luque, en la vecina provincia. Al asegurar que vio lo que vio, aludió al que, para él, es el motivo que le condujo a matar a un hombre.

Dejó claro que no pudo soportar la rabia que le causó ver a su esposa practicar una felación al empresario. En definitiva, justificó su comportamiento en un ataque de celos. “Jamás hubiese querido matar a ese hombre”, abundó este albañil de Alcaudete, en prisión desde hace casi tres años ya. Pero esta es la punta del iceberg de lo ocurrido, según el relato del principal sospechoso y ya autor confeso.
En su declaración, Enrique A. P. planteó una tesis que se basa en un intento de extorsionar al contratista, para lograr que se hiciera cargo de la hipoteca de la casa del que era un maltrecho matrimonio, un chantaje fallido en el que él y su aún mujer entonces, estaban de acuerdo. “Ella nos tenía manipulados a los dos. Ese hombre no tenía culpa ninguna”, llegó a afirmar el alcaudetense, que trató de convencer a la sala de que él y su compañera sentimental —sobre la que pesaba una orden de alejamiento por maltrato— simplemente trataban de “dar un susto” al fallecido. En esta línea, trató de burlar el agravante de premeditación, al aclarar que el cuchillo que empleó lo llevaba encima para cortar espárragos. Además, para eludir responsabilidades, dejó claro que si acudió hasta el lugar donde estaban los amantes, fue porque ella le avisó de que estaban allí juntos. La letrada que lo representa también apostilló que había bebido mucho y que estaba nerviosísimo ese día.
una hija común. La amante del fallecido admitió que la relación entre ella y el constructor duraba ya 9 años, que tenían una hija en común y que ni siquiera la ocultaban ya. Montserrat negó el móvil económico y afirmó que, al ser pareja del contratista, no le faltaba de nada. También mostró su convencimiento de que su exmarido hubiera acabado con ella si el hijo de ambos no lo hubiera impedido. “Ahora te toca a ti”, relató que le dijo en caliente.
La mujer llegó a estar en paradero desconocido, oculta por la Guardia Civil, que era consciente de la amenaza que pesaba sobre ella. “Lo llevaba planeado. Todos los días nos decía que nos tenía que hacer chorizo”, aseguró la exesposa del acusado.