Jaén, tierra de santos

Plácido Cabrera Ibáñez desde Jaén. En la provincia de Jaén a lo largo de los siglos han nacido personas que la Iglesia Católica ha declarado con el título de santo/as, también nuestras ciudades recibieron a importantes santos. No sería posible escribir la historia completa de Jaén sin referirnos a ellos. Benedicto XVI en la Carta Apostólica 'Porta fidei' al proclamar un Año de la Fe, recuerda la importancia de la santidad en la vida de los católicos, invitando mirar e imitar a aquellos que ya cambiaron su vida en la tierra por la del cielo

    18 ene 2013 / 15:37 H.

    'Por la fe, hombres y mujeres de toda edad, han confesado a lo largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús allí dónde se les llamaba a dar testimonio de su ser cristianos”. Por este motivo, sin ánimo de ser exhaustivos, podemos recordar a algunos de ellos, cuyas festividades son motivo de alegría y fiesta en los pueblos y ciudades de nuestra provincia. Es necesario resaltar que entre estos santos, hay 3 de los 4 españoles que forman parte del total de 35 doctores de la Iglesia Católica: (En el año 1575, Santa Teresa de Jesús, realiza la fundación del décimo Convento de Carmelitas Descalzas en Beas de Segura; también esa ciudad, en el año 1578 San Juan de la Cruz llega como Vicario al convento de El Calvario, muriendo en Úbeda en el año 1591;  San Juan de Ávila, sacerdote y escritor ascético, en 1540 fue el organizador de la Universidad de Baeza, que durante años será la mejor de Andalucía, posteriormente fue nombrado patrono de los sacerdotes seculares españoles y apóstol de Andalucía). Algunos santos nacieron en nuestros pueblos: Iliturgi (Andújar), en el siglo IV, San Bonoso y San Maximiano, en el siglo XVI, el Beato Marcos Criado; en Linares en el siglo XIX y XX San Pedro Poveda y el Beato Manuel Lozano (Lolo), respectivamente; en Villanueva de la Reina, siglo XV o XVI Santa Potenciana; en Tucci (Martos), siglo IX San Amador. En 1246 el rey Fernando III conquista la ciudad de Jaén, años más tarde fue canonizado. En el año 1294 es obispo de Jaén, el que más tarde llegó a ser San Pedro Pascual, religioso de la Orden de la Merced, dedicada a la redención de los cautivos. Por testimoniar su fe, muchos de ellos murieron con la palma del martirio: (San Bonoso y San Maximiano, San Amador, Santa Potenciana, Beato Marcos Criado, San Pedro Poveda, San Pedro Pascual, San Eufrasio). No todos fueron personas consagradas (religiosos o sacerdotes), también los hubo procedentes de todas clases sociales, laicos que vivían como cualquier otro ciudadano de su época (Santa Potenciana, de profesión tejedora, San Bonoso y San Maximiano y el Beato Manuel Lozano, de profesión periodista. Gracias a su vida ejemplar y heroica a lo largo de estos siglos, el testimonio de estos santos ha producido abundantes frutos de santidad y preocupación por los demás, en especial por los más necesitados y desfavorecidos.