08 ene 2009 / 23:00 H.
El último año pasará a la historia como uno de los peores que se recuerdan desde el punto de vista del empleo, con la destrucción de un millón de puestos de trabajo. En esta coyuntura más que complicada, el dato del pasado mes de diciembre de la provincia de Jaén se interpreta como un mirlo blanco, con más de seis mil personas que se borraron de las listas del Inem. Aunque puede parecer contrasentido, la explicación es, además de sencilla, más que previsible. La campaña de recogida de aceituna sirve de auténtico balón de oxígeno para muchas familias jiennenses que se han buscado un tajo para hallar un jornal seguro que llevar a casa. Esa es la realidad. Por eso lo positivo del dato hay que examinarlo con la lógica cautela y, por supuesto, dentro de un contexto muy determinado. Habrá que esperar a que el fruto de los olivos esté ya en las almazaras para contar con cifras fiables del panorama del empleo en la provincia. Podría pensarse que la campaña de Navidad en los comercios ha contribuido de alguna forma a aumentar los contratos, pero no es así. La evidencia clama y pone de manifiesto que es el mar de olivos el que salva la economía, al menos, de seguir con el empleo en caída libre. De hecho, el mes de febrero es, históricamente, uno de los peores en este aspecto para la provincia de Jaén. La preocupación es evidente, a todos los niveles, y desde el Ejecutivo se ha marcado como meta para este año recuperar el millón de puestos de trabajo que se han perdido en el pasado 2008, después de revasarse la cifra de tres millones de desempleados, el nivel más alto desde el año 1996. Por noveno mes consecutivo el paro ha crecido por encima de las cien mil personas en el territorio español, lo que supone un 4,6 por ciento. Reactivar el empleo se plantea como la prioridad y en esa línea hay que aplicar todas las medidas ya planteadas y las futuras que se puedan activar desde las administraciones.