Jaén no recibe presupuestos de Defensa
Juan Manuel Molina desde Jaén. A pesar de que Las Navas de Tolosa, y Bailén son dos referentes para la historia militar de Occidente, Jaén no existe para la Administración militar española. Desde Bailén a ahora, sin inversiones de ningún tipo en nuestra provincia, al contrario cierre de las escasísimas unidades militares que hubo, manteniéndose a bajo rendimiento solo la Academia de la Guardia Civil.
Una pena, pues los presupuestos de Defensa pasan de largo de nuestra provincia y eso se nota. Los jóvenes de Jaén son muy buenos para ir a Afganistán, en cambio Jaén no despierta interés para que esos jóvenes tengan un Cuartel en Jaén, donde formarse y prestar servicio en condiciones normales. Hace cuarenta años, en difíciles circunstancias económicas Jaén tenía un Gobierno Militar, un Centro de Reclutamiento, un Grupo de Caballería, una Unidad de Cría Caballar, el destacamento de La Pandera, el Parque de Vadollano, y una Academia de la Guardia Civil para toda España. Eso son fondos que revierten de nuestros impuestos a la sociedad en forma de salarios, y un bien intangible: un servicio militar. Una organización muy preciada en tiempos de catástrofe. Hace cuarenta años por Jaén pasaron militares que dejaron huella en la Historia de España, como el comandante de Ingenieros Julio Busquets, y el comandante Jaime Milláns del Bosch. Julio Busquets, siendo capitán fue uno de los creadores de la Unión Militar Democrática, paso como secretario del Centro de Reclutamiento en las dependencias de La Merced, hoy urbanismo, solo estuvo dos meses, pero la gratitud le permitió dejar una memoria escrita en sobre Jaén en su libro “Militares y demócratas”. También como comandante Jaime Miláns del Bosch antes de partir para el Sáhara Español con un nutrido grupo de voluntarios jiennenses. Ambos por motivos históricos fueron detenidos, condenados y expulsados del Ejército. El primero fue restituido políticamente, no así el segundo, que forma parte de la página golpista de la Historia de España. Ahora que no existen unidades del Ejército de Tierra, ni de ningún otro en nuestra provincia, convendría reivindicar para ella una compensación militar, por la pérdida de esa parte del Presupuesto del Estado que no llega a Jaén. Pues sí, en esto también somos los de Jaén unos patéticos conformistas, y así nos va.
No deberíamos ser tan conformistas e institucionalmente Jaén debe reclamar más presencia militar, pues Jaén es una de las provincias que mayor contingente aportan a la Defensa nacional. Nos conformamos, los de aquí, con que venga una vez al año un aguerrido conjunto de legionarios tocando el tambor, y las trompetas por las calles, desfilando detrás de una chota, para subirnos la adrenalina, gritar vivas como locos, y hasta otra. Pero del menguado presupuesto de Defensa, para Jaén, “ni mijita”. Parece mentira que de Jaén salgan los tíos más listos de política española, que a Jaén la tratan a patadas, pues Jaén ni se queja. Una maldición astral nos marca la cara o las posaderas: la indolencia. Y así nos va. Escúchenme: Cándido Méndez, Montoro, Valeriano, o Gabino. Atiendan, si ustedes no son capaces de revertir parte del presupuesto de Defensa en una Unidad Militar, de Fuerza o Apoyo, que tenga su base permanente en Jaén: son unas marionetas que repiten como loros los guiones que otros les hacen.
Es evidente que no se les ocurre una idea por su tierra, que no les venga en el guion. Estos representantes, y cualquiera de los elegidos en sistema tan antidemocrático como listas cerradas y sindicatos verticales, solo se representan a sí mismos, y obedecen al dedo que los señala para ir en listas. Creo que demostrar que a sus votantes los ignoran, no es preciso demostrar. Las Navas de Tolosa hace ocho siglos, Bailén dos, y salvo las anécdotas del militar golpista y el demócrata de hace cuarenta años, en materia de Defensa Jaén tampoco existe. ¿Que exagero? En absoluto Defensa aún no ha designado un responsable de su Delegación, y va para un año de cese sin reemplazo del responsable. Un sueldo menos que entra en Jaén.