Los diez décimos que se vendieron del Gordo en Quesada saben a poco
Irene Bueno / Jaén
Los diez décimos que el Gordo de la Navidad dejó en Quesada supieron a muy poco. El propietario de la administración vendedora, Ignacio Vargas, explicó que se vendieron en ventanilla y que fue una serie de número sueltos que repartió a principios de de noviembre entre sus vecinos. Atípica fue la celebración del Gordo, ayer, en Quesada. Supieron a poco los diez décimos (tres millones de euros) que la administración número uno de este municipio repartió entre los clientes. De hecho, nadie se atrevía a “dar la cara” y celebrar junto con los vendedores la buena noticia. La calle, en la que se encuentra la oficina de Loterías, se estableció en dos bandos, de un lado los vecinos de pueblo, expectantes por conocer quiénes de sus conciudadanos habían tenido tan buena estrella.

Los diez décimos que el Gordo de la Navidad dejó en Quesada supieron a muy poco. El propietario de la administración vendedora, Ignacio Vargas, explicó que se vendieron en ventanilla y que fue una serie de número sueltos que repartió a principios de de noviembre entre sus vecinos. Atípica fue la celebración del Gordo, ayer, en Quesada. Supieron a poco los diez décimos (tres millones de euros) que la administración número uno de este municipio repartió entre los clientes. De hecho, nadie se atrevía a “dar la cara” y celebrar junto con los vendedores la buena noticia. La calle, en la que se encuentra la oficina de Loterías, se estableció en dos bandos, de un lado los vecinos de pueblo, expectantes por conocer quiénes de sus conciudadanos habían tenido tan buena estrella.
De otro, los medios de comunicación que se fueron incorporando a partir del mediodía, debido a lo tardío que se “cantó” el añorado número. En medio, un agente de la Policía Local que trataba de poner orden, de asegurar que el tráfico rodado no se viera interrumpido y de que nadie resultara herido en este ir y venir. Ignacio Vargas López, propietario de la administración, junto con su familia, eran los únicos que daban muestras de alegría. El lotero explicó que en el año 2000, el 27 de noviembre, había vendido el primer premio del sorteo de la Cruz Roja, y hace cuatro años, un tercer premio de El Niño. “Ahora —subrayó— se cumple la ilusión de todos los que nos dedicamos a esto, dar un premio como es el Gordo de la Navidad”. Según Ignacio Vargas, la serie vendida en Quesada, llegó a su ventanilla “por casualidad”. Se trataba de número suelto que, según recuerda, los décimos se pudieron vender a clientes individuales a principios del mes de noviembre. Destacó: “Nadie me pidió el número como tal, pero este año todo el mundo quería tener un décimo que acabara en cinco y yo lo fui dando entremezclado con otros con la misma terminación”.
Con el nerviosismo del momento no acertaba a “ponerle nombre y cara” a ninguno de los agraciados. Sí sospechaba que alguno de los diez décimos podían haber viajado fuera del municipio, posiblemente a la vecina Cazorla o, incluso, a Beas de Segura. En opinión del lotero, en los próximos días se irá conociendo a los agraciados. “Es posible —añadió— que no lleguemos a saber con exactitud quienes han sido los diez agraciados”. Esto se debe, según el vendedor, a que, al ser tan pocos boletos los premiados la gente tiene miedo a reconocer que le ha tocado, ya que son cantidades muy importantes.
Un buen año. En este sentido, tanto el alcalde de Quesada, Manuel Vallejo, como el concejal de Cultura, José Antonio López, no dudaron en calificar el 2008 que ahora termina como “un buen año”. Recordaron que sólo hace unas semanas se producía la esperada apertura del Museo Zabaleta y que, ahora, culmina el mes con un “pellizco” del Gordo que será un respiro muy importante para las diez familias agraciadas. En este sentido, Vallejo recordó que Quesada es un pueblo pequeño (unos seis mil habitantes), de familias humildes y que a buena parte de los afortunados les habría cogido la noticia en el tajo, en el desarrollo de las tareas de recolección de la aceituna.
No será hasta que regresen a sus casas, cuando se enteren de que llevan unas horas con cincuenta millones de las antiguas pesetas más en su cartera. No se atrevieron a confirmarlo, pero entre las personas que se encontraban en la Plaza de la Constitución, donde está ubicada la administración de lotería, permanecían, presuntamente, dos agraciados, uno de ellos con 150.000 euros, es decir, la mitad de un décimo y una señora que podría haber ganado alrededor de noventa millones de las antiguas pesetas.
La aldea de La Matea reparte también la suerte del Gordo
F. Juan Torres / Santiago-PontonesEn la aldea de La Matea, en el término municipal de Santiago-Pontones, el restaurante “Escobar” repartió 18.000.000 millones de euros, del primer premio, con la venta de seis billetes del 32365.
Un cliente hospedado en el hostal rural, residente en Murcia, y que compró el décimo en La Matea, fue el primero en dar la alarma del premio. Una llamada confirmaba a Ani, del establecimiento hotelero, que el Gordo había sido vendido. Sesenta décimos del Gordo repartieron los regentes del restaurante, procedentes de la administración catalana de Sant Uirze del Vallet.
Desde la Sierra de Segura se distribuyó de forma muy repartida entre clientes del citado establecimiento y décimos a municipios de las provincias de Córdoba, Almería y Murcia. Tres destinos viajeros de los décimos premiados, adquiridos por huéspedes del hotel rural. Los responsables del establecimiento se quedaron con dos décimos que comparten los cinco hermanos, mientras que un familiar, Salustiano, y otros dos vecinos, adquirieron otro décimo y hay, otro vecino que jugaba, compartiendo con otro, un décimo.
En la aldea de Los Teatinos hay otros dos vecinos que se embolsarán 300.000 euros por décimo comprado, cada uno. Hasta Beas de Segura viajaron otros cuatro. Ayer, Ani, portavoz de la familia, no escondía su alegría, Dolores, Juan José, Manolo y Antonio, sus hermanos, se repartirán, 100 millones de las antiguas pesetas. El Restaurante “Escobar” ayer se convirtió en un trasiego de vecinos, familiares y agraciados. “Escobar”, apodo de Manuel, por su afición al cante, padre de los hermanos premiados, dio por buena la cantinela de los Niños de San Ildefonso, que le cantaron ayer, cuando el 32365, estaba escrito en la bola.
37.500 euros a repartir entre todos los linarenses
El 28800, el número que jugaron los linarenses, dio una pequeña alegría. El doble cero de la terminación del segundo premio, el 78400, les hizo ganar 37.500 euros. De la cantidad hay parte en manos de particulares y otra a dividir en la población censada, por lo que 13.200 euros se reparten entre 65.415 personas, lo que, aproximadamente, otorga a cada habitante veinte céntimos de euro. Los premios pueden ser retirados de las administraciones de Lotería Nacional. Si no, la Agrupación de hermandades y cofradías, encargada de seleccionar el número, que contó con la colaboración de diferentes colectivos, decidirá a qué causa benéfica donar el dinero. La tradición se impuso en el año 1994, a raíz de la crisis de la factoría Santana Motor.La presidenta de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, Francisca Jiménez, mostró su satisfacción por este golpe de suerte. “Aunque sea poco, el dinero hará mucho bien destinado a la caridad, esperaremos el tiempo reglamentario, tres meses, para cobrarlo. Entonces se reunirá la junta de vocales. Nos hubiera gustado que tocase algo más importante, pero estamos muy contentos”, declaró.
Mengíbar salta de alegría con un “regalo” de 750.000 euros
Inmaculada Espinilla / MengíbarMaría del Carmen Fuentes cumplía, ayer, 49 años. Los vecinos de Mengíbar se acercaban a felicitarla, pero, desde las doce y cuarto de la mañana, las congratulaciones fueron dobles, ya que esta lotera había vendido el número 81792, un quinto premio en la Lotería de Navidad.
“Había visto casi todo el sorteo, pero, cuando salió el gordo, me desilusioné. Pensé que todo ya estaba hecho”, comentó María del Carmen Fuentes mientras celebraba que su administración
—la número uno de Mengíbar— había vendido un quinto premio. La suerte llegó al municipio a las doce y catorce minutos de la mañana. Se habían vendido 15 billetes, es decir, ciento cincuenta décimos del número 81792, lo que supone un regalo de 750.000 euros para el municipio.
“A mí me llamaron por teléfono para avisarme y pensaba que era una broma”, asegura la responsable de la Administración de Lotería. Pero, pronto, empezaron a asomar por el establecimiento los premiados y los amigos de la lotera, que querían acompañarla en un día tan especial.
No en vano, todos los premios se adquirieron en ventanilla. No se hicieron participaciones de las asociaciones del municipio.
El goteo de curiosos y afortunados fue constante durante toda la mañana. También se paraban en la puerta aquellos que aún no sabían si su número había sido el escogido por los niños de San Ildefonso. Sin embargo, aunque los 750.000 euros estuvieron muy repartidos, ya que cada ganador ha conseguido 5.000 euros, no todos llevaban el 81792.
Los que sí que lo habían comprado, y no estaban en la campaña de recogida de la aceituna, no tardaron en dejarse caer.
Uno de ellos fue el fotógrafo Francisco Morenas Chica. Su caso es especial porque el “pellizco” de cinco mil euros le ayudará a enfrentar su jubilación para la que quedan tan solo unos días. “Me lo han dicho en la churrería esta mañana (por ayer) y lo primero que he hecho es venir aquí. Llevo toda la vida jugando y es la primera vez que me toca algo”, comenta.
De hecho, Francisco Morenas había invertido 2.000 euros en décimos para comprar una “suerte” casi asegurada. Así, con el montón de billetes llegó a la Administración. La alegría y el champán no tardaron en contagiar de buenos deseos a todos los que pasaban por la calle.
Brindis y felicitaciones se sucedieron. No en vano, en tiempos de crisis, uno de los remedios caseros para no perder la liquidez económica es dejar el destino en manos de la suerte. Y esta quiso dejar su estela en Mengíbar, un pueblo que ya conoce esta alegría.
La suerte roza y se va casi sin ruido de Torredelcampo
Acababan de pasar las nueve y media de la mañana cuando Gabriel Arroyo dio un salto en su establecimiento. Los niños de San Ildefonso habían cantado el número 36199, un quinto premio. Regenta la administración Santa Ana y nunca olvidará esta fecha porque es la del día en que vendió su primer premio.Todo se despachó en ventanilla, pero la suerte, en este caso, se quedó corta, ya que Gabriel Arrollo sólo vendió diez décimos del número galardonado, cincuenta mil euros en total.
Puede parecer una cifra casi insignificante, pero suficiente para que diez familias puedan disfrutar de una Navidad sin preocupaciones.
“Estoy muy contento, aunque no logro recordar quiénes fueron los que lo compraron”, afirma Gabriel Arroyo. De hecho, indicó que le gustaría que alguno de los afortunados se pasasen por la administración para poder brindar y darles la enhorabuena. “No sé si se habrán enterado, porque hay mucha gente en la aceituna”, indicó.
Aun así, Gabriel Arroyo pudo compartir su alegría con su mujer, Ana Arrebola, y otros familiares. Brindaron y cantaron el número, pero, sobre todo, esperan que su primer premio no sea el único y que la racha se mantenga en el Sorteo del día del Niño.
Beas de Segura recibe de nuevo la suerte del Gordo de Navidad
F. Juan Torres / B eas de SeguraBeas de Segura, cuatro años más tarde, recibe de nuevo el Gordo de Navidad. Cuatro décimos del 32365—con 1,2 millones de euros— viajaron hasta el municipio desde Barcelona, vía, La Matea.
La sombra del 54600, el Gordo de Navidad de 2004, planeó durante la mañana de ayer en Beas de Segura, cada año el recordatorio se hace presente. Para cuatro vecinos de este municipio, la suerte y la historia, se vuelve a repetir, solo que ahora, deberán acordarse también del 32365, el Gordo de Navidad de este año.
“Difícil que te toque una vez, pero más difícil es una segunda”. Esta frase se repetía ayer a las puertas del Bar Jiménez, entre los agraciados, hasta cuatro vecinos, tienen el honor de haber conseguido dar con el Gordo, en dos ocasiones. Pedro Quintana, Francisco José Herrera, Pablo Espinosa y Valentín Granados ya fueron afortunados en 2004, cuando el primer premio viajó desde Sort, en Lleida. Ayer no salían de su asombro, al comprobar que de nuevo, tenían entre sus manos un décimo del primer premio. Los familiares, cuando recibieron la noticia, creyeron que era una broma, pero la insistencia les hizo presa de los nervios de nuevo.
La llegada de los décimos premiados, cuatro, según Pedro Quintana, un empresario constructor, fue durante la época estival, cuando se cruzó en el destino con la suerte por segunda vez, y compró los décimos en el Restaurante Escobar en la aldea de La Matea. Trabajadores y amigos, han sido los destinatarios de estos cuatro décimos, aunque algunos, comentaban que pudiera haber más. Familiares y amigos de los premiados, festejaron en primera instancia el premio, a las puertas del Bar Jiménez, donde fueron llegando los agraciados, casi todos, desde los olivares, donde se encontraban, salvo algunos, como el caso de Valentín, que se encontraba con la recogida de los envíos postales, por algunos pueblos de la comarca de la Sierra de Segura. De todos los premiados, solamente, Miguel Requena, ex camionero y ahora dedicado a tareas agrícolas, era el único que no repetía suerte.