Los temporeros se resisten a dejar Jaén y se asientan junto al albergue

Irene Bueno / Jaén
“Mientras hay vida hay esperanza”. Esta máxima aplicada al sentido olivarero es la que mantienen los inmigrantes que llegan a la provincia a buscar tajo; “mientras haya recolección, hay esperanza de echar unos jornales”. Los responsables de la asistencia al colectivo de inmigrantes ven con preocupación cómo la situación cambia de cariz. En los últimos días, detectan un asentamiento “estable” en las inme- diaciones del Albergue Municipal. Se trata de unas cien personas que permanecen allí durante el día. Al caer la noche, alrededor de sesenta acuden a los diferentes espacios para pernoctar y entre treinta o cuarenta se “acomodan” en las escaleras de los bajos de la antigua caseta municipal o en contenedores de vehículos de los alrededores.

    19 dic 2008 / 12:52 H.

    En este sentido, el presidente de Cáritas Diocesana, Juan Carlos Escobedo, explica que todos ellos mantienen la remota esperanza de poder echar dos o tres jornales y que, antes de irse a otra provincia prefieren permanecer aquí.  
    Además, recuerda que, el año pasado por estas fechas era suficiente la red provincial de albergues para atender a todos los llegados y sobraban plazas. Sin embargo, en esta campaña tanto en la capital, como en diferentes puntos de la provincia es necesario mantener espacios que refuerzan el dispositivo. Aún así, la presencia de inmigrantes en la provincia, según Escobedo, se ha reducido casi a la mitad en las últimas dos semanas. En este sentido, la Concejalía de Bienestar Social, ha facilitado los datos de atenciones y destaca que se ha reducido la presencia de temporeros y que hay normalidad absoluta.
    Por su parte, Cruz Roja informa de que su Departamento de Inmigrantes ya ha comenzado a plantear iniciativas para este grupo. Detecta que, de las aproximadamente cien personas que permanecen con asiduidad en el espacio, unos sesenta tienen la documentación en regla y podrían trabajar sin problema alguno. Son estos, los que insisten, con más perseverancia en permanecer en Jaén, por si “sale alguna cosa”. En este sentido, Guiomar Padilla, responsable de Voluntariado de Jaén Acoge, reconoce que este año la situación ha desbordado a todos. Además de la atención urgente a los que llegan, la organización se afana en ofrecer un servicio de acogida, inserción laboral, vivienda y asesoría jurídica.
    Padilla asegura que otros años, los propios empresarios se dirigían a ellos para que de mediaran en la contratación de estas personas. Sin embargo, reconoce que este, el incremento del desempleo ha hecho que los olivareros contraten a sus conocidos o vecinos  y que no se demande más mano de obra. Juan Carlos Escobedo, de Cáritas, apunta, igualmente, que buena parte de los inmigrantes que han llegado este año a la provincia son personas que, hasta hace unos meses, alrededor del verano, tenían un empleo.
    La mayoría de ellos estaba empleado en el sector de la construcción, afirma Escobedo, y contaba con unos sueldos estables. Sin embargo, el bajón registrado en este ha hecho que algunos de ellos lleven sin percibir sueldo alguno entre tres y cuatro meses. Para el responsable de Cáritas, son sólo la punta del iceberg, y la cuestión, ahora, es plantearse ¿cuánto tiempo podrá aguantar esta gente en estas condiciones?.


    Un plato caliente. “No sé que más puedo hacer, por lo menos les preparamos un plato de sopa caliente para que se lo tomen por las noches”, afirma José Antonio Ramírez, quien tuvo la idea de realizar un caldo de verduras con pollo para repartirlo entre los numerosos inmigrantes que deambulan por las calles de Jaén. Junto a otros cinco amigos que ayudan en los gastos, Ramírez, se acerca hasta el Centro de Transeúntes para ofrecer a los llegados una sopa, luego recorren las frías calles en busca de más inmigrantes que pasan las noches al raso o refugiados en algún recoveco.

    Francisco Lendínez Cabrera
    Responsable Intervención Social, Cruz Roja
    “Esta campaña es muy distinta a las anteriores”
    —¿Qué papel ha asumido la Cruz Roja en este momento de emergencia social?
    —Nuestro trabajo se centra en paliar la necesidad de esta personas. Para eso, hemos creado una servicio que se denomina Unidad Móvil de Emergencia Social (UMES) y que sale todas las noches, desde el pasado 28 de noviembre.
    —¿Qué servicio prestan estas UMES?
    —Su función es la atención sanitaria más básica, la valoración de posibles patologías, cura de pequeñas heridas o administración de medicamentos que no necesitan prescripción médica y también la de carácter social con la distribución de artículos como mantas, calzado, kits de pernoctación y comida como leche con cacao, café y galletas o agua embotellada.
    —¿Es este año diferente a los anteriores?
    —Sí. En Jaén este año ha cambiado mucho con respecto a las campañas anteriores. Se ha desbordado todo. Sólo en la capital Cruz Roja ha atendido a más de 700 personas. 
    —¿Cuál es el perfil de las personas inmigrantes que llegan en busca de trabajo?
    —El 99% varón y joven. Muy pocos tienen más de 40 años. Esta campaña han llegado más personas de procedentes de países de África subsahariana como Gana, Senegal, Guinea, Mali... Se puede decir que el 50% de los llegados son de esta parte del mundo; un 40% de países del Magreb, como Marruecos o Argelia y el resto, en pequeñas porcines de Bulgaría o Rumanía.
    —¿Se puede decir que comienza a remitir la situación de emergencia social?
    —Los que no tienen trabajo empiezan a marcharse, pero los dispositivos de emergencia permanecen al cien por cien de su capacidad.


     

    Respuesta social sin precedentes

    Irene Bueno / Jaén
    La respuesta que ha dado la sociedad de Jaén ante una emergencia humanitaria de este calibre es impecable y no tiene precedentes. De manera organizada o en grupos espontáneos los jiennenses han salido a la calle para socorrer a aquellos que más lo necesitan en estos momentos.
    “Patrullas” de diferentes asociaciones y también de grupos de amigos o vecinos recorren, cada noche, la capital para atender a aquellos que se preparan para pasar la noche al raso. Café, sopa, bocadillos y también, mantas, guantes, ropa de abrigo... Todo es poco para paliar unas carencias que son más que visibles. 
    Gracias a organizaciones co- mo Cáritas, Cruz Roja, la comunidad parroquial de San Juan Bosco, el Foro Social de Jaén y todas las entidades que aglutina, Jaén Acoge y a grupos de ciudadanos anónimos como el grupo de vecinos de Santa Isabel, ayudados por los comerciantes del mercado de Peñamefécit y los establecimientos cercanos, todos ellos impulsados por María del Mar Moreno o Antonio Ramírez, junto con su familia y amigos, se han podido cubrir aquellos huecos a los que no llegaba el dispositivo de atención público.
    Cada uno se ha implicado en la medida de sus posibilidades. De hecho, este movimiento social ha hecho posible la apertura del antiguo albergue de Santa Clara (que atiende Cáritas), el alquiler de un bajo comercial por parte del Foro Social, en el que cada noche duerme más de medio centenar de personas y la puesta en marcha de otro espacio para pernoctar por parte de la comunidad de San Juan Bosco. Jaén, sus gentes, han dado a toda España una lección de convivencia y de ayuda, de hacer el bien sin miramientos ni distinciones.