El acusado de no respetar a los muertos lo niega todo

Antonio Ch. M., un joven de Bélmez de la Moraleda, fue ayer juzgado como presunto autor de un delito contra el respeto a los difuntos. Se le acusa entrar en el camposanto de su pueblo, pisar varias lápidas y dañar un panteón: “Yo no entré en el cementerio”, dijo en su descargo. Los hechos se remontan al 15 de junio del año 2007, cuando Antonio Ch. M. se encontraba con otros tres amigos junto al camposanto. El fiscal sostiene que el acusado, junto con un menor de edad, saltó la valla y accedió al recinto. Ya dentro, comenzó a saltar sobre varias tumbas y destrozó las alas de un ángel que ornamentaba un panteón. Antonio Ch. M. lo negó todo y culpó de algunos de los daños ocasionados a su acompañante: “Fue él quien entró y salió al poco rato con unas alas de piedra”, aseguró a la juez para defenderse.

    23 dic 2008 / 12:11 H.

    Su coartada fue corroborada por el menor de edad, que compareció como testigo. Este joven, encausado por el Juzgado de Menores, “apechugó” con lo ocurrido y exculpó a su compañero: “Entré al cementerio para beber agua y, al salir, rompí la figura”, relató. Otras dos amigas del acusado, llamadas igualmente por la defensa, ratificaron que Antonio Ch. M. no saltó la valla. “Fue el otro el que se coló y salió con las alas en la mano. Nos dijo que era lo que le faltaba para ser un ángel”, contó una de ellas de forma explícita.
    En el otro lado, el fiscal contó con dos testimonios para mantener las imputaciones contra el joven de Bélmez. El primero fue el de un pastor que aquel día vio cómo al menos dos chicos entraban al camposanto. Sin embargo, no pudo verles las caras. El segundo testigo de la acusación fue el encargado municipal del cementerio. Tampoco vio al acusado entrar en el recinto: “Él, junto con otros tres, estaba merodeando por allí. Eran las únicas personas que estaban allí aquel día. El pastor los vio saltarse la valla; así que tuvieron que ser ellos los que causaron los destrozos”, razonó. El trabajador explicó que había lápidas abiertas, jarrones destrozados y figuras rotas.
    Con esos argumentos, la Fiscalía decidió mantener la acusación contra Antonio Ch. M., al que  imputa un delito contra el respeto a los difuntos. Solicita una condena de cuatro meses de prisión. La defensa reclamó la libre absolución por falta de pruebas.
    Rafael Abolafia / Jaén