La Justicia impone 18 años de cárcel al asesino de Rocío Estepa
Rafael Abolafia / Jaén
Martín Javier Olguín tendrá que pagar con 18 años de cárcel el asesinato de su novia, la maestra Rocío Estepa, ocurrido el 12 de octubre de 2006 en un chalé del Puente Tablas.
Así lo ha decidido la Justicia en una sentencia en la que se resalta que el autor del crimen “eliminó toda posibilidad de defensa de la víctima”.
Hace una semana, el tribunal del jurado declaró culpable de asesinato a Martín Javier Olguín. Fue por unanimidad y en la deliberación más rápida que se recuerda en la Audiencia, apenas tres horas. Los nueve jueces legos no tuvieron duda alguna de que este argentino de 36 años mató a su pareja sentimental en la casa en la que vivían. La asfixió con una almohada en el transcurso de una acalorada discusión que ambos mantuvieron en el dormitorio de la vivienda que compartían.

Martín Javier Olguín tendrá que pagar con 18 años de cárcel el asesinato de su novia, la maestra Rocío Estepa, ocurrido el 12 de octubre de 2006 en un chalé del Puente Tablas.
Así lo ha decidido la Justicia en una sentencia en la que se resalta que el autor del crimen “eliminó toda posibilidad de defensa de la víctima”.
Hace una semana, el tribunal del jurado declaró culpable de asesinato a Martín Javier Olguín. Fue por unanimidad y en la deliberación más rápida que se recuerda en la Audiencia, apenas tres horas. Los nueve jueces legos no tuvieron duda alguna de que este argentino de 36 años mató a su pareja sentimental en la casa en la que vivían. La asfixió con una almohada en el transcurso de una acalorada discusión que ambos mantuvieron en el dormitorio de la vivienda que compartían.
Sólo quedaba determinar qué castigo había que imponerle, entre 15 y 20 años. El presidente del tribunal, el magistrado José Antonio Córdoba, fijó la condena en 18 años de cárcel, una pena que coincide con lo solicitado por la Fiscalía, al aplicar la agravante de parentesco y la atenuante de arrepentimiento.
El ponente justifica la dureza del castigo en dos hechos: el primero es que Rocío Estepa confiaba en su asesino, ya que era novios desde el año 2003. El segundo argumento es Martín Javier Olguín eliminó toda posibilidad de defensa de la víctima. En mitad de la disputa, le dio un empujón a Rocío Estepa, que la hizo caer sobre la cama y, una vez allí, la inmovilizó colocándose encima de ella. Después, le tapó la boca y la nariz con una almohada y apretó. Así durante cinco o diez minutos: “La víctima estaba indefensa y desvalida”, explica el magistrado en la sentencia.
El juez recalca especialmente “la duración del mecanismo” que produjo la muerte de Rocío Estepa. Y lo hace en una doble vertiente: La primera para justificar la dureza de la pena. Y la segunda para desestimar de un plumazo la tesis del homicidio imprudente que mantuvo la defensa de Martín Javier Olguín durante el juicio. En este sentido, recuerda que Rocío Estepa fue asfixiada y que tardó en morir, según determinaron los forenses, entre cinco y diez minutos: “Ese dato excluye la posibilidad de muerte imprudente”, asegura el magistrado en su resolución.
También rechaza la sentencia la atenuante de arrebato u obcecación alegada por la defensa: “Ninguna prueba apoya esa circunstancia”. El abogado de Martín Javier Olguín planteó la posibilidad de que su cliente cometiera el crimen “cegado” por la discusión que mantuvo con su pareja el día de los hechos. Sin embargo, el juez asegura que peleas similares eran frecuentes en la relación.
Con respecto la responsabilidad civil, la Sección Segunda de la Audiencia destaca la dificultad que supone “poner precio a la vida humana”. No obstante, cifra en 50.000 euros la indemnización que deben recibir cada uno de los dos hermanos de Rocío Estepa.
La defensa ya anunció su intención de recurrir la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). Los abogados de Martín Javier Olguín mantienen la tesis de que el argentino mató a su novia de forma totalmente involuntaria, durante un arrebato. Habrá que esperar meses para que el Alto Tribunal Andaluz se pronuncie.