Los olivares se llenan de aceituneros

Los temporeros salen de los pueblos, cada día, para ganarse los 46 euros de jornal
  Enrique Alonso / Jaén
Los olivares están llenos de aceituneros. La campaña de recogida del fruto comienza a extenderse por la provincia. Al amanecer, decenas de jornaleros esperan en los bares y en las esquinas de los municipios olivareros el todoterreno que les lleva hasta el tajo recolector. Las almazaras están abiertas.
Ocho de la mañana. Decenas de aceituneros, abrigados hasta las entrañas, esperan el Land Rover. Llevan pantalones de chándal, jersey de recia lana y chaquetones impermeables. Llega la hora de acudir al tajo aceitunero.

    11 dic 2008 / 22:04 H.

    Un café caliente con una tostada en el bar del pueblo o un bocadillo en la casa les dará energías hasta la comida. Hasta la una y media que se para, se hace largo.
    Los fardos esperan en el campo. Los olivos amanecen escarchados de las gélidas temperaturas de la noche. Incluso, las aceitunas, moradas después de cumplir el ritual del envero para formar el zumo, dejan ver algunas gotas de agua. Cuando arranca la vibradora, todo va al fardo. El fruto cae y los vareadores dan palos para que el movimiento del árbol sea el mínimo. Así, no se caen las hojas, ni sufre el tronco. Una vez listo, dos aceituneros tiran del mantón camino del remolque. Mientras, algunas recolectoras cogen las aceitunas que se han quedado alrededor del tronco. Y, a otro árbol. Así hasta las cinco de la tarde. El patrón paga 46 euros. A veces lo hace el mismo día, pero no es lo habitual. Las cuadrillas estables hacen cuentas semanales o quincenales. El jornalero vuelve a casa con la ropa llena de barro, con el cuerpo fatigado del esfuerzo físico, con sueño debido al madrugón y con la satisfacción de arrimar 46 euros a la economía de su familia. Así, un día tras otro hasta que acaba la campaña. Ocurrirá a mediados de febrero, que será época de pensar a dónde ir a trabajar. Muchos, a su casa. No harán nada más porque son habituales de la campaña. Otros, tendrán que buscarse la vida en cualquier lugar.
    la campaña se extiende. Jaén ya recoge aceituna. Las 326 almazaras que confirmaron a la Consejería de Agricultura que abrirían sus instalaciones ya molturan el fruto que llevan los agricultores en remolques, que se muestran cargados con “colmo”. Una aceituna pesa 4 gramos. Su rendimiento será del 22,5%. De ahí que, cada una, contiene un gramo de aceite. Por ello, los jornaleros se afanan en coger los millones que están colgados de los olivos de Jaén, que tienen que hacer el “milagro” de conseguir 505 millones de kilos de zumo, que es la previsión oficial de campaña. Se hará con más de ocho millones de jornales.
    Por el momento, la recogida ha tenido un comienzo muy dubitativo. Hubo tajos que comenzaron a finales de noviembre, pero la lluvia los paró en los primeros días de diciembre. Ahora, vuelven a la carga. Hubo otros que ni siquiera pudieron comenzar en la jornada en la que estaba previsto el arranque oficial. Ahora lo hacen. El rendimiento del fruto en las primeras jornadas de recolección se sitúa en un 19%, como media estimada. Sin embargo, subirá conforme avancen los días hasta llegar a más del 22% de zumo por fruto.

    El segundo aforo ratifica 505.000 toneladas de aceite en Jaén

    El Segundo Aforo de Aceite de Oliva de la Consejería de Agricultura ratifica que Jaén contará con alrededor de 505.000 toneladas de zumo. Asimismo, se confirma una cosecha de 2.235.000 toneladas de fruto, que generarán 8.193.000 jornales durante el proceso de recolección.
    El consejero de Agricultura, Martín Soler, ratifica que el segundo estudio de campaña avala lo que ya dijo el primero, que se presentó en Jaén el pasado 6 de octubre en Jaén. El último estudio, que califica de “más realista y acertado porque se hace más cerca de la recolección”, indica que el rendimiento medio será del 22,59%. Lo hace en una entrevista que se podrá leer en Diario JAEN el próximo 12 de diciembre, en el suplemento Jaén Agrario. Asimismo, Martín Soler manifiesta que vive con preocupación la llegada de trabajadores inmigrantes a la campaña, ya que la mayoría no ha encontrado trabajo debido a que hay más mano de obra de temporeros andaluces.


    “Cogemos unos 20.000 kilos de aceituna cada jornada”

    “Nuestra explotación tiene una buena cosecha. Incluso, mejor que la del año pasado. Ha llovido en otoño, por lo que la aceituna está más gorda. Sin embargo, ahora es mala cosa porque para todo el ritmo de recolección. Cuando volvemos a los tajos, está todo lleno de barro y entorpece bastante. Recogemos unos 20.000 kilos de aceituna cada jornada. Llevamos tres máquinas vibradoras, que aceleran mucho el ritmo de recolección. Contamos con tres cuadrillas. En total, treinta trabajadores, por lo que hay de todo. No obstante, la mayoría recoge bastante bien. Este año tenemos a muchos albañiles en los tajos. Se nota la crisis. Hay hasta un pintor”.

    “Es duro, pero me gusta. He dejado la tienda para venir”

    “Es duro, pero me gusta venir a la aceituna. Incluso, he dejado el supermercado para echar unos jornales en el campo. A final de mes, se nota. Una compañera trabajaba conmigo en la tienda y ella estuvo el año pasado. Ahora, me ha convencido y aquí estamos las dos. Estuve un tiempo en Almería, pero he regresado a Jaén que conlleva volver a los tajos de aceituna. Se trabaja bien con estas personas. La verdad es que la cuadrilla marcha muy compenetrada. Cuando acabe la campaña no sé lo que haré, ni dónde trabajaré. Ahora, por el momento, estoy bastante contenta. Los jefes se portan bien y ganas un dinero que se nota a final de mes”.

    “Estos olivos los puse yo y, por desgracia, los arrancaré”

    “Los olivos que recogemos los puse yo. Me da mucha alegría llegar con la máquina y ver toda la aceituna que tienen. Sin embargo, por desgracia, también los tendré que arrancar. En esta finca va la Balsa del Cadimo, por lo que, dentro de poco, este terreno estará lleno de agua. Será para que rieguen otros, pero nosotros nos quedamos sin los árboles. La campaña marcha bastante bien. Ahora, toca aguantar el barro, ya que las lluvias dejan huella en el olivar. La aceituna estaba un poco dura al principio, pero ahora cae bastante bien. Creo que no es muy difícil llevar la máquina vibradora, aunque hay que tener un poco de vista a la hora de coger el tronco”.

    “El suelo de un día equivale al de doce en Marruecos”

    “Llevo un año y medio en España. El trabajo es muy duro. Nunca lo había hecho en Marruecos. No me he dedicado a la agricultura. En mi país estuve en la Universidad. Incluso, tengo el diploma. Sin embargo, por un día de trabajo aquí te pagan lo mismo que por doce en Marruecos. Mi novia sabe que vengo aquí para ganar dinero y, dentro de unos años, tener una vida en Marruecos. En Francia no hay trabajo. Europa está igual. He estado en Madrid, pero si no encuentran un puesto rápido te gastas el dinero que has ganado en las campañas agrícolas. Cuando acabe echaré currículums en hoteles, bares y restaurantes para ver si me contratan como camarero”.