“Cada euro destinado a investigación genera cien en la comercialización”
La viceconsejera de Agricultura aboga por canales de distribución eficientes
Nuria López Priego / Martos
Mujer, aceituna, economía. Tres palabras y las tres se escriben en femenino. La XXVIII Fiesta de la Aceituna, celebrada, ayer, en Martos, fue un tributo a la mujer aceitunera. De loar su papel y el de un fruto tan sagrado como el árbol que lo engendra, se encargó otra fémina: la viceconsejera de Agricultura y Pesca, que destacó los beneficios de una buena comercialización

Nuria López Priego / Martos
Mujer, aceituna, economía. Tres palabras y las tres se escriben en femenino. La XXVIII Fiesta de la Aceituna, celebrada, ayer, en Martos, fue un tributo a la mujer aceitunera. De loar su papel y el de un fruto tan sagrado como el árbol que lo engendra, se encargó otra fémina: la viceconsejera de Agricultura y Pesca, que destacó los beneficios de una buena comercialización
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Pisaba, por primera vez, tierras marteñas y quizá ello explique el nerviosismo que latía bajo la aparente serenidad de María Eva Cano Pérez. Segunda de a bordo en la Consejería que tripula Martín Soler, fue el pasado mes de mayo cuando esta mujer, “nacida, hace 36 años, en Anta —un municipio del Levante almeriense—”, tomó posesión de su cargo como viceconsejera de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía. “Un honor, una responsabilidad y un reto” que desempeña —manifestó— “con ilusión” y con conocimiento de causa. El que le confiere ser hija y nieta de agricultores y que como bien dijo: “Llevo a gala”.
En el “epicentro del mundo del olivar y del aceite”, rodeada de hombres y mujeres que han ligado sus vidas al laboreo de un árbol milenario, “que supera año tras año la dura prueba de la sequía, mientras todas las plantas sucumben al envite solar”, María Eva Cano Pérez enalteció, con su voz dulce y firme al mismo tiempo, y una sonrisa que no la abandona, la cultura del olivo y “la identidad” que configura en torno a sí. Un árbol de “hermoso y retorcido” tronco que es “ejemplo de don de gentes que los pueblos deberían imitar”, dijo parafraseando al escritor Mario Vargas Llosa. No fue el único literato al que citó. Con maestría e inteligencia, la pregonera de esta vigesimoctava edición de la Fiesta de la Aceituna hilvanó, en un mismo discurso, los versos de grandes poetas como Miguel Hernández y Antonio Gala, con breves destellos sobre la historia de “una ciudad que encierra un valioso patrimonio histórico, arquitectónico, urbano, paisajístico, estético y social que llevaron a la declaración de su Conjunto Histórico, como Bien de Interés Cultural en 2003”, y con datos “abrumadores”, como el de que “producimos casi 950.000 toneladas de aceite, el 85 por ciento de la producción española, y el 50 por ciento de esa producción tiene el sello de origen en Jaén”. Cifras de las que responsabilizó a “los hombres y mujeres que con vuestro esfuerzo habéis convertido a esta tierra en la capital mundial del aceite de oliva, un orgullo para todos los andaluces y andaluzas y que, desde mi cargo de viceconsejera, no pierdo la oportunidad de proclamar”.
El aceite, ligado a la salud y a la gastronomía, tampoco faltaron en su alocución, pero si algún pasaje fue “especial” ese fue el que dedicó a la mujer marteña. Y para destacar su papel se remontó a la “bravura” que “demostraron vistiéndose de hombres y defendiendo las almenas de Martos de los ataques del Rey Alhamar, allá por el siglo XIII”. Un carácter que —destacó la viceconsejera— aún no abandona a la fémina marteña, a pesar de “la cruda realidad” y de que “la igualdad real conoce lagunas”, sobre todo en las esferas rurales.
Abogó por la calidad, la innovación y la investigación: “Cada euro destinado a la investigación genera cien en beneficios”. Y animó a buscar una “nueva y eficaz comercialización”, porque, “en la cerrada competencia que domina el mundo, cada uno tiene que perfilarse y afirmarse ante los demás con la singularidad de sus ofertas autóctonas”. En este sentido, aseguró que todos estos aspectos estarán contenidos en la Ley del Olivar en la que trabaja la Junta y que, probablemente, verá la luz “a finales de 2009”.
Homenaje a las manos anónimas que escriben la historia del olivar

Desde el día 4, Martos ha vivido una fiesta, la de la Aceituna: la que reconoce y realza su identidad olivarera. Multitud de actos se han acumulado a lo largo de cuatro días a los que, ayer, la viceconsejera de Agricultura y Pesca de la Junta, María Eva Cano Pérez, puso término. Lo hizo en un Teatro Maestro Álvarez Alonso que, de comenzar casi vacío, acabó con lleno en la platea.
En la primera fila, como siempre, los representantes políticos. La alcaldesa, Sofía Nieto (que animó a los cooperativistas marteños a asumir el traslado de las fábricas fuera del casco urbano); el director general de Política Interior y anterior regidor de la ciudad, José Antonio Saavedra; los delegados de Agricultura, Vivienda, Innovación, Ciencia y Empresa y Educación, Roque Lara, Julio Millán, Manuel Gabriel Pérez y Angustias María Rodríguez; la vicepresidenta de la Diputación, Pilar Parra, y José Manuel Villarrubia, alcalde de Mora de Toledo —municipio con el que, desde 1986, está hermanada la ciudad de la Peña—. Detrás, decenas de hombres y mujeres que, con el trabajo de sus manos, recogiendo aceitunas, de sol a sol, han escrito y escriben el desarrollo económico del pueblo.
Son los auténticos protagonistas de la Fiesta de la Aceituna y así quedó demostrado, un año más, con la ofrenda floral que la alcaldesa de la ciudad y la viceconsejera de Agricultura y Pesca llevaron hasta el monumento a los Aceituneros. Faltaba todavía una última parada: la degustación del típico “hoyo”, que no es otra cosa que un trozo de pan, aderezado con el oro líquido del aceite de oliva, bacalao y aceitunas. Un desayuno aceitunero —almuerzo casi, porque ya pasaba la una y media del mediodía en el reloj— que culminó con la extracción del primer aceite de oliva del año con una prensa de “husillo” de tracción manual”. El zumo de aceituna corrió bajo la mirada atenta de políticos, jóvenes y no tanto. Es el caso de Josefa Cobo y su marido Antonio Vacas. Tienen 80 y 88 años, respectivamente, y, apostados ante el escenario, la prensa los retornó al pasado. A una época de “fatigas”, cuando aún no se había producido una modernización del sector que, ahora, aplauden, “mientras se cambie para bien”.
![]() | “Como aceitunera, lo que más me gusta es la ofrenda”Carmen Pérez no titubea cuan-do alguien le pregunta si ha trabajado alguna vez en el campo. Al contrario, responde rápida: “Soy aceitunera”. Sabe que está ligada a la economía marteña y jiennense. Quizá, por eso, lo que más le gusta de la fiesta es la ofrenda floral al monumento de los Aceituneros”. |
![]() | “Para Martos, esta fiesta es importantísima”Confiesa que la vida lo ha llevado por lares diferentes al mundo del olivar. Tras cincuenta y seis años fuera, Antonio Camacho ha regresado a su Martos natal y acerca de la Fiesta de la Aceituna dice: “Para Martos es importantísima porque del olivo depende el 60% de su riqueza”. |
![]() | “Mucho hablar de aceite y está tirado por los suelos”Desde hace veintiocho años, José Gutiérrez, “El Tejero”, se desplaza desde Los Villares hasta Martos para asistir a la Fiesta de la Aceituna: “Es un homenaje muy merecido”, afirma, pero también repone: “Se habla mucho de aceite y su precio está tirado por los suelos”. |
![]() | “No se nos valora porque el hombre es más fuerte”“En el tajo, las mujeres hace-mos las mismas tareas que los hombres”, defiende esta mujer, que con la cabeza muy alta se dice: “Soy aceitunera”. Lo mismo se carga una sopladora, que recoge fardos, pero lamenta: “No se nos valora lo suficiente, porque el hombre es más fuerte”. |
![]() | “En todos los ámbitos, la mujer siempre está detrás”Este año, esta marteña no trabajará en la recogida de la aceituna. Pero aclara que lo hizo “durante seis años”. Acompañaba a su marido. “A las mujeres solas no nos quieren”, afirma. “Es diferente si se es un hombre. La mujer en todos los ámbitos, siempre está detrás y esto debería cambiar. |