¡Tenemos que hacerlo posible!

Gerardo Hernández Zorroza desde VIZCAYA. Investigar es clave para el desarrollo, sí, y en esto parece que estamos todos de acuerdo, pero hay otras cuestiones claves que no se dicen tanto, sin las cuales nuestros logros tienden a ser absolutamente inútiles, superfluos. Voy a ser breve en el mensaje que quiero trasmitir:

    30 oct 2012 / 17:58 H.

    1.- Por mucho progreso tecnológico que tengamos, si pretendemos progresar a costa de nosotros mismos, sin tener en cuenta el factor humano (irrenunciable libertad del individuo, aspiraciones creativas y de satisfacción, equilibrio emocional) estamos condenados a fracasar. 2.- Recordar a quién tenga dudas, que proponer esto no es querer hacer una sociedad de “vagos” (como intentan vender los más interesados en que sigamos siendo dóciles máquinas a su servicio), sino más consciente de que no podemos traspasar ciertos límites humanos, que pasan por superar las propuestas globales actuales de competición por otras, emocionalmente muchísimo más interesantes para el colectivo, de colaboración inteligente. 3.- Una gran parte de nuestros recursos son tirados por la borda y desperdiciados en guerras intestinas de todo tipo y en satisfacer a nuestros insaciables e inconscientes “egos”. 4.- Debemos pensar en articular soluciones distintas para solucionar los problemas nuevos que amenazan cada día más seriamente nuestro futuro como especie. 5.- Sin un criterio comunitario, sin una cabeza que articule nuevas propuestas y ayude a rescatarnos de la esclavitud de la Gran Banca y, también, la de nuestra avaricia, no hay futuro posible. Salvo, claro está, una guerra de consecuencias imprevisibles. 6.- Si los políticos no responden, la sociedad civil está legitimada para organizarse al margen de las instituciones, desde una simplificación de nuestra vida diaria, una mayor colaboración y una inevitable solidaridad. Ya sé que son solo palabras, que éstas hay que dotarlas de contenido real, pero estamos en un momento en el que las alternativas que se nos presentan no nos permiten dudar, sino confiar por descarte en que “otro mundo es posible”.