¿Somos unos malditos especuladores?

Miguel Ánguel Martorrell/Desde Jaén. Perdonen, por lo que les voy a decir, ya sé que a mucha gente les va a doler leerlo y más de alguien de aquí, y recolector de aceituna, pero ¿por qué se debe de mantener artificial y públicamente el precio del aceite de oliva? ¿Por qué no del pan, del agua (perdón este ya se mantiene), de los tomates, lechugas, tabaco, gasolina, trigo, cerveza o vino o cualquier producto que elijan ustedes?

    27 abr 2012 / 11:00 H.

    Que el precio del aceite no está lo suficientemente alto para que los productores consideren rentable las explotaciones, pues nada no se preocupen se pide permiso y nada a almacenar. ¡Pero bueno que es esto! ¡Nos estamos comportando como esos parias de la tierra odiados por todos, y según la sabiduría popular, origen de todos los males del mundo!, sí, esperen: ¿Cómo se llamaban? Ah los malditos “especuladores”. Si señores esas personas que se dedican a acumular algún producto, o a comprar cosas baratas para cuando suba el precio porque la oferta sea menor, vender y obtener la plusvalía. ¡Madre mía somos “especuladores”! Y nuestras autoridades, ¿deben velar por el bien común de la mayoría de los ciudadanos (consumidores), para que puedan comprar más baratos los productos?, O, deben de mantener precios artificial y públicamente para favorecer solo a unos cuantos, por muy grande que sea ese grupo de presión, y aunque sus negocios o explotaciones no sean rentables. ¿Vamos a subvencionarlos toda la vida?, ¿habrá dinero para ello?, ¿de donde saldrá ese dinero? Pues sí, la verdad es la verdad así la diga Agamenón o quien sea, y yo no quiero ser ni uno, ni otro, pero, ¿cómo se responde a cada una de estas preguntas? Debemos saber que: “Salvar industrias no rentables destruye riqueza” y “los especuladores son los encargados de estabilizar intemporalmente los precios”. (La Economía en una Lección, Henry Hazlitt, 1947, prologo de la séptima edición de Juan Ramón Rallo).