¿Qué pasaría si regresa la peseta?
¿Cómo sería Jaén si regresaran las pesetas? Seguro que más de un jiennense se ha hecho esta pregunta después de que el 1 de enero de 2002 se impusiera el euro. Ahora, cobra actualidad por la crisis griega y los problemas de déficit de España que alientan voces que piden las divisas nacionales.
Puede que los jiennenses le tuvieran cariño a la peseta.
Puede que los jiennenses le tuvieran cariño a la peseta.
Incluso, seguro que están los que la echan de menos o la tienen presente en su mente todo el día, sobre todo, cuando hacen cuentas. Sin embargo, la vuelta a la divisa que se abandonó en 2002 traería más problemas que beneficios a los jiennenses porque el contexto resulta bien diferente. Dice un proverbio de la sabiduría popular que “tiempo pasado nunca vuelve”, por lo que resucitar a la peseta sería algo así como revivir a un muerto que seguro que traería muchos contratiempos. No serían por la moneda en sí, sino por el contexto, que llevaría a la ruina a los devotos por el poderío del euro.
Leopoldo Abadía en su conferencia del Parque de las Ideas de Esteban Ramírez —acto organizado por Diario JAEN que llenó el Aula de Cultura de la Diputación— ya dijo que, al menos, un día se debería declarar la “jornada de la peseta”, pero no para usarla. El escritor ironizaba y añadía que así la gente tomaría conciencia de lo que paga por ciertas cosas. Si esto pasara, los olivareros quizá entrarían en cólera —aún más— al constatar que necesitan criar y recoger 20 kilos de aceituna para pagar una entrada de cine. El precio medio del aceite extra de esta semana sería 306 pesetas —el mismo o incluso peor que a finales del pasado siglo— y para sacar un refresco de una máquina expendedora harían falta 167 pesetas en vez de 100, que era lo que se pagaba en 2002. Sin duda, una revalorización que no es similar a la del sueldo de los jiennenses, aunque no afecta solo a los refrescos —solo es un ejemplo—, sino a muchos otros productos que han incrementado su valor.
Una vez superada la idea del encarecimiento de bienes y servicios, hay voces que piden volver a las divisas nacionales. De hecho, la crisis griega ha hecho que este planteamiento se haya abordado en las mesas de negociación de Bruselas. El turismo sería el primer damnificado. Miles de jiennenses tendrían que pagar comisiones a bancos y cajas para cambiar las divisas. En cambio, ahora el euro es la moneda de 17 países de Europa, por lo que para comprar en la mayoría del continente no hace falta variar la moneda. No obstante, esto sería lo más superficial. Un análisis más profundo denotaría que España tendría que devaluar la peseta para ser más competitiva con los países de la “zona euro”, por lo que, a priori, beneficiaría a los trabajadores, que se encontrarían con una subida de los salarios. En cambio, sus empresas perderían competitividad, por lo que queda la duda de si tendrían capacidad para afrontarlo y serían viables a la hora de realizar exportaciones.
Si volviera la peseta a Jaén, los tipos de interés serían más altos. Esto es malo para la mayoría de los hombres y mujeres de la provincia, aunque tiene sus matices. Los ahorradores jiennenses disponen de 8.679 millones de euros en las entidades financieras, por lo que obtendrían más rentabilidad por su dinero. Cada año, ganarían más por su plazo fijo —o cualquier otro producto similar—. En cambio, no le iría tan bien a los 12.000 jiennenses que se hipotecan cada año —más de 20.000 anuales en 2004, 2005, 2006 y 2007—, que verían subir las cuotas mensuales “como la espuma”. Tendrían que abonar mucho más dinero a los bancos para mantener su piso. Y si hubiera tensiones monetarias, el Banco de España se inclinaría —seguramente— por subir aún más los tipos para defender su divisa.
Otra de las consecuencias inmediatas es que invertir en la provincia jiennense sería menos rentable y habría grandes capitales que se “fugarían” o, dicho de otro modo, que apostarían por depósitos u otros productos financieros en euros porque verían más estabilidad.
No obstante, lo peor estaría en la inflación. Habría que abandonar los mecanismos de disciplina monetaria de la Unión Europea y Jaén manejaría una moneda mucho más débil en los mercados, por lo que se traduciría en subidas del precio de los carburantes —totalmente desorbitadas—, de la ropa, de la cesta de la compra y de otros bienes y servicios. De ahí que, con este panorama, mejor dejar las pesetas, simplemente, en el recuerdo. Enrique Alonso /Jaén
El euro, diez años con los jiennenses
El euro lleva diez años en la cabeza de los jiennenses y, también, en los bolsillos, pese a que ahora parece que con la crisis escasea en la mayoría de las economías familiares. Llegó el 1 de enero de 2002 y convivió con la peseta durante seis meses para fomentar la adaptación de los usuarios antes de retirar —quizás para siempre— la divisa de los españoles. Precisamente, el 31 de diciembre de 2001, Diario JAEN ya anunciaba que todo estaba preparado para la llegada de la moneda de la Unión Europea. Incluso, el precio del periódico ya aparecía en la portada en las dos monedas —150 pesetas y 0,90 euros—.