Investigación en el hospital
El robo de medicinas en las dependencias de la farmacia del Hospital Médico-Quirúrgico saca a la luz un clamoroso fallo en el sistema de control sobre diversos fármacos, un problema en el seno del propio engranaje sanitario que se encuentra ahora bajo la lupa de la Policía Nacional, que deberá discernir el alcance de lo sustraído.
Por el momento, hay tres personas detenidas, dos vigilantes de seguridad del complejo hospitalario y el propietario de un gimnasio al que, presuntamente, le vendían los fármacos con supuestos fines dopantes. Por el momento, los tres arrestados han confesado los delitos de robo con fuerza, receptación y contra la salud pública de los que se les acusa. Además, se ha solicitado al hospital información precisa sobre el mecanismo de control interno que existe sobre los productos de la Farmacia. No se descarta, tampoco, algún fallo informático a la hora de contabilizar las existencias, extremo que explicaría en parte el desfase entre lo registrado y los medicamentos almacenados en realidad.
La investigación policial está todavía abierta y, como es obvio, hay que ser especialmente cautelosos a la hora de sembrar alarmas injustificadas o emitir juicios equivocados. Lo que sí necesario es llegar hasta el final a la hora de aclarar qué ha fallado en este asunto para que medicinas custodiadas en un hospital público hayan podido acabar vendidas a terceras personas, con todos los riesgos sanitarios que ello conlleva, además de otras consideraciones punibles. En todos los delitos, pero en los de este tipo especialmente, la celeridad a la hora de cerrar el caso es primordial. Cuanto antes se aclare todo, menos daño se hará a la imagen de la sanidad pública en la sociedad.