15 jul 2014 / 22:00 H.
La truculenta historia de Benita, destapada tras su desaparición, saca a la luz unos dolorosos hechos investigados por la Guardia Civil y el Juzgado de La Carolina. La detención y paso a la cárcel de su madre y su padrastro acusados de vejaciones, agresión sexual y corrupción de menores tiene conmocionada a la población y pone el foco en el drama que, supuestamente, vivía la joven en la casa familiar. Una vez localizada por los agentes quedó clara que su marcha fue obligada, consciente y, además, mostró desde el primer momento su intención de no volver con sus familiares. Una reacción que puso sobre la pista a los investigadores de que su situación familiar no era normal. Benita quiso escapar de un infierno que la mantenía como una “cenicienta” moderna a cargo de la casa y de unos hermanos menores de los que se tenía que hacer cargo. Los hechos son graves y, además, ahora se investiga también si hay más víctimas y cualquier otro hilo o implicaciones que mantuvieron ese pacto de silencio. En manos de la Justicia está ahora probar todos los hechos y dejar clara la implicación de cada cual en lo sucedido. Los servicios sociales se hicieron cargo de los menores, pues al margen de los graves sucesos bajo investigación, la casa no estaba en condiciones dado el síndrome de Diógenes de sus moradores. Solo así se podrá poner freno a la tensión que vive el municipio jiennense y que concita la atención de los medios de comunicación. Cuanto más pronto se cierre la investigación y todos los datos salgan a la luz, será más fácil cerrar los rumores y nervios entre vecinos de la familia. Es fácil ahora ponderar por qué no se actuó antes dadas la condiciones en las que vivían los menores, solo los servicios sociales y, quizá, la familia directa pudo atisbar una situación que si no es por Benita no se hubiera conocido.