Inventos y buenas ideas con denominación de origen

Pepi Galera
Eso de que está todo inventado es totalmente falso”, sentencia Francisco Alcalde Esquina, un inventor alcalaíno que tiene en su haber tres patentes de modelos de utilidad. Y parece ser cierto. Cientos de jiennenses tienen registrados miles de inventos, de más o menos utilidad, en la Oficina Española de Patentes y Marcas. Algunos de ellos desde hace más de sesenta años.

    03 ene 2010 / 11:17 H.

    Sólo en el año que se acaba de terminar, 2009, más de veinte solicitudes procedentes de la provincia de Jaén recibió este organismo encargado de recoger y dar el visto bueno a estos inventos. Hay de todos los tipos, algunos muy originales, pero la mayoría de los inventos y modelos de utilidad registrados por jiennenses son tecnologías que facilitan la recogida de la aceituna y su posterior producción en aceite de oliva. Hay, por ejemplo, “recogedores manuales de aceitunas caídas al suelo”, patentados en la década de los ochenta; una “batidora horizontal perfeccionada para pasta de aceituna”, del año 1994, y otros inventos, también relacionados con este sector que supone el motor de la economía jiennense, como un “sistema de evaporación forzada de alpechín”, creado en el año 2003. Al fin y al cabo, incentiva más darle vueltas a la cabeza si lo que está en juego es el pan.
    Al mismo tiempo que estos inventos tan “sesudos”, hay objetos creados simplemente para hacer el día a día mucho más fácil y sencillo. En 1994, aparece creada por un jiennense, por ejemplo, la patente de una sábana encimera ajustable, que trata de ponerse a la altura de su compañera la bajera con elásticos para que no se mueva durante la noche. También están los creadores de nuevos utensilios de cocina, como el carolinense Juan Pedro de la Torre Navarro; un dosificador de palillos que inventó hace ya más de dos décadas Pedro José Litrán Perona, de Arroyo del Ojanco; dispositivos atrapamoscas; colchones de muelles perfeccionados, invento patentado en los años 70 por Juan Real Ramírez en Martos; un difusor de esencias llegado desde Segura de la Sierra en 1992 o una sauna individual, creada en 1985 por un linarense, Miguel Parra Palomino. Entre todos ellos, quizá uno de los más extravagantes sea un sistema eléctrico de alarma para enterramientos con muerte aparente, patentado en el año 1993. Muchos de estos creadores, sorprendidos por la facilidad para patentar un invento, decidieron catalogar todas sus ideas. Así, casi todos ellos ya tienen más de un invento, casos como los de el alcalaíno Francisco Alcalde, que incluso tiene editada una guía para ayudar a redactar una patente, o el iliturgitano Ángel Moreno Martos. Son personas, tal como este último se define, observadoras y curiosas, que le dan vueltas a la cabeza para intentar hacer las tareas cotidianas mucho más fáciles, a través de estos pequeños inventos. Cosas tan sencillas como ponerle un palo a un trapo, la fregona, se ha considerado uno de los grandes inventos del siglo XX.
    Otras ocasiones estos inventos están motivados por la mejora del proceso industrial de diferentes empresarios, que buscan la forma de rentabilizar esfuerzos y medios en su producción. Ejemplos de ellos sería la última patente de la empresa jiennense Ruedagua, un limitador del consumo de agua para uso doméstico y en grandes riegos. También sirve como ejemplo la patente de Aislamientos Victoria, de Porcuna, de las garrafas térmicas, que a través del poliuretano mantienen la temperatura de los líquidos que contienen. Su gerente, José Antonio Peláez, tiene claro que sólo la innovación y la investigación son el futuro de una empresa.